Entre semana, Jenny Mamani y Leonor Córdova trabajan en casa. Son madres a tiempo completo. El viernes, en cuanto terminan sus labores en el hogar, comienza una lucha, un combate social con el que intentan reivindicar el papel de la mujer en Bolivia.Jenny y Leonor se convierten en Martha la Alteña y Ángela la simpática. Ellas dan vida a dos personajes arriba de un ring en el que se enfrentan a los estereotipos establecidos en la sociedad boliviana.Ellas y muchas más mujeres mestizas son conocidas como “Las Cholitas Luchadoras de Bolivia”, guerreras del ring que hacen de la lucha libre en su país un gran espectáculo.
Se suben al ring con vestidos tradicionales de colores vistosos. Usan faldones largos y huaraches oscuros que ayudan a no derraparse tan fácilmente en la lona. La lucha libre para ellas se convirtió en un deporte de protesta, como cuenta Martha la Alteña.“Todo comenzó con la llamada Guerra del Gas, relacionada con la exportación de gas natural de Bolivia a Estados Unidos y México por Chile. Ante la tensión social, El Gitano, un luchador y promotor local, buscó algo que recuperara la atención de los alteños, así que entrenó a mujeres que utilizaran faldas para luchar”, declaró Martha.Para Ángela la simpática, lo que la motivó a luchar fueron los abusos de su ex esposo. Ya no quería ser maltratada y sus golpes provocaron que decidiera dedicarse a la lucha libre.
Cada una de ellas tiene sus motivos para haber elegido llevar ese camino que las ha reconocido de manera internacional y, aunque es respetable, el origen de las cholitas luchadoras dista mucho de las causas que orillaron a Jenny y a Leonor a convertirse en Martha y Ángela.El inicio de la historia de estas mujeres comienza con un caso de opresión contra las indígenas de la etnia Aymara en La Paz, Bolivia. Las faldas, llamadas comúnmente “polleras”, constan de cinco capas de tela. Ellas usan también un sombrero parecido al bombín, además de trenzas adornadas con listones.La manera de reivindicarse era a través de la lucha. No había de otra. Las indígenas tenían que golpear, pegar saltos, defenderse de algún modo y ese modo era la lucha libre.
YouTube, Makone.
A los hombres no les gustaba que las mujeres se subieran al ring. Un espectáculo de hombres y para hombres no podía ser protagonizado por mujeres de un día para otro.“Los hombres nos silbaban, nos mandaban a la cocina. Se reían de nosotras aunque con el paso del tiempo esto cambió”, dijo Reyna Torres, una de las máximas representantes de la lucha libre en Bolivia.Estas mujeres vienen de zonas rurales del país. Después del arduo trabajo en casa o en las calles en puestos de ropa o comida, las cholitas se convierten en héroes de los niños en fines de semana. Ese es un papel difícil de rechazar.La dureza de los entrenamientos es nada a comparación de lo que logran al reivindicar a la mujer en Bolivia cada que las cholitas luchadoras se suben a un ring.
*
Podría interesarte:
Pueblo de Bolivia tendría la respuesta a cómo tener una perfecta salud arterial
La nueva ley en Bolivia que despenaliza el aborto en caso de pobreza extrema