Este mes ha sido uno de los más violentos en Venezuela, con seis marchas al hilo ante la oposición de un gran sector al gobierno de Nicolás Maduro. En medio de la inconformidad, anoche murieron ocho personas electrocutadas al intentar saquear una panadería.La jornada de protestas en la zona de El Valle, un sector popular de barrios humildes en el suroeste de la capital venezolana, terminó con el fallecimiento de otras tres personas, 11 en total.En lo que va del mes han perdido la vida 20 personas, con edades entre los 17 y 45 años, como tiroteos, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, así como algunos simpatizantes al régimen actual de gobierno.
Las agencias de noticias internacionales como EFE, Reuters o AFP, así como CNN, entrevistaron a los habitantes de El Valle, quienes aseguraron que esta última protesta se extendió hasta la madrugada en una batalla campal.La disputa política en Venezuela recrudeció desde que ocurrió la inhabilitación temporal, que luego revirtieron, de la Corte Suprema a las funciones de la Asamblea Nacional, donde predominan los opositores a Nicolás Maduro.
Las protestas y saqueos en diversos negocios, según relatos de los vecinos, fueron de completo desvalijamiento de los lugares, que empeoró al momento en que decidieron quemar cauchos o arrancar cables, acciones sin sentido.
“Se llevaron todo: la caja registradora sin dinero, los cables, hasta los grifos del agua. La poca comida que había se la llevaron. Lo primero que se llevaron fue el licor. Había como 600 personas, hasta una mujer embarazada”, relató a CNN uno de los testigos.
Mientras, de la noche violenta se ven en las fotografías y unos cuantos videos restos de neumáticos quemados, árboles cortados y basura amontonada en las calles de esta comunidad de clase baja asentada al suroeste de Caracas.También, como en otras protestas, hubo cartuchos de balas de goma y restos de bombas lacrimógenas que los elementos de la Guardia Nacional Bolivariana usaron para contener los disturbios.
La violencia de la manifestación provocó que evacuaran un hospital materno infantil cercano a la zona, donde estaban internados medio centenar de niños, y ante la preocupación de los médicos de que el caos los alcanzara, en medio de la oscuridad.
Al lugar enviaron camiones antimotines para dispersar a la multitud con gases y derribar las barricadas, pero uno se incendió parcialmente por el fuego que le provocó el impacto de una bomba molotov.
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