Una década pasó desde que el expresidente mexicano Felipe Calderón declaró una “guerra contra el narcotráfico”. Sus consecuencias apenas comienzan a tomar dimensiones históricas pero para millones de personas en el país, las heridas provocadas por la violencia de delincuentes y agentes del estado se sienten tanto como el primer día.“México se ha convertido en una gigantesca necrópolis”, afirma el intelectual mexicano Juan Villoro. “El baño de sangre es por la inmensa irresponsabilidad de Felipe Calderón, que desconocía por completo al enemigo que iba a enfrentar y no tenía ninguna estrategia al respecto”.Juan Villoro, escritor, periodista y una de las voces intelectuales más reconocidas de México ofreció una entrevista para BBC Mundo, en la cual habló sobre la estrategia de seguridad implementada en 2006 por Calderón, del derechista partido Acción Nacional.
Cien mil muertos y 30 mil desaparecidos es el saldo hasta el momento de una guerra que comenzó el 11 de diciembre del 2006, cuando Calderón ordenó que 7 mil soldados desplegarse en Michoacán, en la costa del pacífico de México, para combatir a grupos de narcotraficantes.Las cifras son comparables con las que dejaron las guerras civiles en América Central durante los años 80, pero en México la guerra contra el narcotráfico aún no termina y su final no parece cercano.Al hablar de este tema, Villoro sólo encuentra palabras que reflejan una realidad muy oscura del país, lejos de la esperanza de las “cosas buenas” que el presidente Enrique Peña Nieto busca resaltar en campañas propagandísticas.“Como pudimos ver en el caso Ayotzinapa, los narcotraficantes y las autoridades están plenamente coludidos”, le dijo Villoro a la BBC. “Atacar a los narcotraficantes significa investigar al gobierno”.
El escritor asegura que esta guerra ha sido un “sangriento y desastroso fracaso”, porque en diez años ni la violencia ni el tráfico de drogas han disminuido, por lo que la “cacería de personas” sólo se ha acentuado y tiene como resultado las cifras de muertos que conocemos.Lo peor es que en 2012, cuando terminó el sexenio de Calderón y llegó a la presidencia el priísta Enrique Peña Nieto, el discurso sobre la guerra se modificó y se implementó una estrategia mediática que consistió en bajar los niveles de cobertura a los hechos violentos de México, pero en el fondo, la guerra continuó y “siguió la inercia militarista”.“Hubo signos alentadores en el sentido de que Peña Nieto dijo que el narcotráfico no debía ser enfocado como un problema de seguridad, sino de salud pública”, explicó Villoro. “Pero no se crearon los suficientes mecanismos para poder modificar la estrategia”.Diez años de guerra se dicen fácil, pero marcaron a una generación que hoy son jóvenes y ven en el narcotráfico una opción viable para hacer dinero, alejados de la escuela y el trabajo formal.Villoro menciona que el problema de los “ninis”, jóvenes que no estudian ni trabajan, es fundamental porque son estos son los que engrosan las filas de los cárteles de la droga en México.
“Evidentemente ese tipo de jóvenes son el caldo de cultivo perfecto para el narcotráfico, no se convierten en sicarios porque tengan una vocación demoníaca”, explicó el escritor. “La mejor oferta racional sensata que tienen enfrente es la de entrar al narcotráfico”.En una entrevista para AP, un funcionario de la policía estatal de Tamaulipas que no quiso dar su nombre por miedo a la represalias, explicó que en ese estado, al norte de México, cada vez es más frecuente encontrar a jóvenes pistoleros sin remordimiento porque encuentran en el hecho de matar personas una buena manera de obtener dinero, autos, celulares y hasta novias.
A las críticas de Villoro se suman las declaraciones del general Salvador Cienfuegos, ministro de defensa en México.“Hace diez años se decidió reconstruir la policía, y todavía no hemos visto esa reconstrucción”, dijo el general Cienfuegos el pasado 8 de diciembre. “Esto no es algo que pueda ser resuelto con balas, requiere otras medidas, y no ha habido una acción decisiva en los presupuestos para lograrlo”.
Villoro asegura que la situación que se vive en México tiene todos los ingredientes para que la población este indignada y se genere un plan de acción entre todos, pero para muchos resulta más sencillo no hacer nada.“Hay una apatía cultivada por amplios sectores de la población y hay también sectores de la población dedicados a fomentar esa apatía”, señaló. “Muchas veces la indignación se queda en un tuit”.La opinión de Juan Villoro termina siendo enfático afirmando que la guerra contra el narcotráfico ha sido un fracaso y lo único que ha dejado para México es la enseñanza sobre qué camino no se debe seguir cuando se trata de solucionar un problema tan complejo.
“La única pedagogía ha sido la del error, sabemos que esto no se debe hacer, al menos no de esta manera, y es el único provecho que podemos sacar de estos años”.
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