Terry Gobanga no pudo llegar a su boda. Algunos pensaron que se había arrepentido en el último momento y otros se aferraron a la idea de que se le había hecho tarde. Demasiado tarde. Pero Terry fue violada ese mismo día por un grupo de hombres que la raptaron y la dejaron tirada al lado de una carretera de Nairobi, Kenia.
De acuerdo con medios anglosajones, Gobanga era la novia, pero también era la pastora de la iglesia en donde se suponía que contraería nupcias. El recinto era la catedral de Todos los Santos de la capital del país africano, así que decenas de miembros clericales iban a asistir a la ceremonia.
Esa mañana, Gobanga fue hasta la estación de autobuses a dejar a una amiga. De regreso a su casa, un hombre a bordo de un automóvil pasó a su lado y la tomó por la espalda, la obligó a entrar al vehículo. Adentro esperaban otros dos. De pronto ya estaban sobre ella: “todo pasó en una fracción de segundo”, dice para la BBC.
Primero le metieron un pedazo de tela en la boca, así que forcejeó, intentó gritar y liberarse. Durante los pocos minutos que permaneció libre de sometimiento, pudo decirles que la dejaran, porque ese día era el día de su boda. Pero a los atacantes no les importó en lo más mínimo: comenzaron a golpearla y amenazaron con asesinarla si no “colaboraba”.
Después, los hombres tomaron turnos para violarla. Para aquel momento, Gobanga ya estaba segura de que iban a matarla, así que intentó luchar hasta los que pensaba serían sus últimos momentos de vida. Cuando logró liberarse del pedazo de tela que tenía en la boca, le mordió los genitales. El hombre gritó de dolor y provocó la furia del tercero, quien le clavó un cuchillo en el costado.
Justo cuando pensó que iba a morir, abrieron la puerta del vehículo y la arrojaron del coche en marcha. Cuando se dio cuenta de dónde estaba, supo que se encontraba a las afueras de la capital keniana, a kilómetros de distancia de su casa. “Habían pasado más de seis horas desde que me secuestraron”, cuenta para el medio inglés.
Poco después de su abandono, la gente llegó corriendo a su rescate. Al principio, todos pensaron que estaba muerta, pues no tenía pulso. Incluso la envolvieron como si fuera un cadáver y la llevaron hasta la morgue. En el camino tosió y entonces supieron que seguía viva, que había sobrevivido.
Gobanga estaba casi inconsciente, semidesnuda, cubierta de sangre y con la cara amoratada y henchida por los golpes que le propinaron. Decía cosas que nadie entendía, que no tenían sentido alguno. Y entonces le dieron otro golpe: la herida que le hicieron con el cuchillo le iba a impedir tener hijos.
Los encargados del caso investigaron hasta descubrir que ese día, era el de su boda. Cuando los familiares fueron a buscarla, su novio, Harry, cargaba el vestido de novia que iba a usar ese día. Para aquel momento, a pesar de que él insistía en que quería casarse a pesar de todo, ella ya no estaba segura: “NO podía quitarme de la cabeza la imagen de aquellos hombres”.
Hasta la fecha, no han logrado dar con los violadores e incluso, algunas personas le sugirieron que quizá había sido su culpa por salir sola. Finalmente decidió suspender las investigaciones.
Siete meses después de la fecha original de la boda, lograron contraer matrimonio, se fueron de luna de miel. Desgraciadamente, un mes después de lograr lo que tanto le costó, regresó a la iglesia al funeral de Harry.
Pero al final, nuevamente logró triunfar y conoció a Tonny Gobanga, se enamoró de él y se casaron. Él aceptó su historia y le dijo que no importaba si no podía tener hijos no habría ningún problema. Pero la suerte, finamente, logró ponerse de su lado: ahora tiene hijos y logró superar todos esos demonios que la acechaban, que hacían que la gente la viera como una “mujer maldita”.
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