El escudo de la bandera de México fue vislumbrado por primera vez en el lago de Texcoco. El agua y la tierra esconden el pasado de un pueblo. Los arqueólogos y antropólogos sugieren que, si no encuentras las respuestas para definir el origen de algo, se debe buscar en las tumbas, escarbar en la tierra, hurgar en las montañas, explorar los lagos y desenterrar los huesos de sus caídos.
Muchas veces, los artificios y la historia tienen el poder de “renacer” de las entrañas de los pueblos y ciudades. En Oaxaca, estado al suroeste de México, una presa oculta, de forma intermitente, un templo edificado hace medio milenio.
En la región del Istmo de Tehuantepec, durante la temporada de sequías (que son mucho más arduas en los últimos años), el nivel del agua de la presa Benito Juárez, en la localidad Jalapa del Márques, disminuye a tal grado (este año los niveles alcanzaron sólo un 16 por ciento de su capacidad) para dejar al descubierto un convento dominico del siglo XVI.
La construcción de la presa en 1962 ocultó por completo el recinto religioso y, desde entonces, durante las temporadas de sequía (escasez de lluvias y temperaturas más calientes) renace por algunos días. Sin embargo, este año trajo consigo la sequía más ardua de los últimos 10 años, provocando que el templo quedara al descubierto en su totalidad.
El templo está acompañado de otros vestigios que dejan al descubierto la historia del poblado de Jalapa del Marqués. De acuerdo a Quadratín, entre ramas de árboles “que alguna vez dieron sombra” y rodeado de escasa agua, se ve parte “de lo que fue el pueblo viejo” conocido en zapoteco como Yudxi (Arena) o Guiigu’ yudxi (Río de arena).
La última vez que los pescadores y habitantes pudieron ver completamente el recinto sagrado fue en el 2008, cuando, por primera vez en casi 50 años quedó al descubierto en un porcentaje tan grande. En la historia de la presa, esta es la tercera vez que esto sucede.
Quadratín explica que cada año, durante las temporadas de sequía, las dos cúpulas y parte de los contramuros “de lo que alguna vez fue una de las iglesias más bonitas de la provincia zapoteca” emergen, aunque actualmente el exconvento y su atrio “se aprecian en su totalidad” igual que hace 10 años.
Durante la época colonial, el edificio fue considerado uno de los más hermosos, además de ser la segunda en magnitud e importancia de la región del Istmo de Tehuantepec y a pesar de las condiciones en las que se encuentra la mayoría del tiempo (bajo el agua) se conserva casi intacta.
Los medios internacionales han publicado información al respecto por tratarse de una curiosidad para muchas comunidades internacionales. Sólo en México pasan este tipo de cosas, IFL Science dice que muchas familias debieron establecerse en otras partes tras la construcción de la presa así que ahora, “las familias y relativos pueden ver la reaparición de la iglesia como signo de los tiempos pasados y perdidos por la mecanización del mundo”.
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