El sábado pasado, un conductor de camión salió a la carretera Panamericana que pasa por la reserva natural de Paracas al sur de Perú, sitio que alberga las famosas y milenarias Líneas de Nazca. Sin embargo, el conductor se adentró en la zona de los geoglifos que datan de hace más de 2 mil años por lo que algunas de las figuras quedaron dañadas.
Gruesas huellas de neumáticos y líneas en zigzag fue el resultado que perjudicó la estética de tres de las líneas que conforman la figura del colibrí en un área de 50 metros de ancho por 100 de largo, según informó el Ministerio de Cultura peruano.
Las marcas de los neumáticos sobre la figura del colibrí. (Foto: AFP)
Sin ser consciente del daño causado, el conductor siguió su camino al sur sin percatarse tampoco de que en la zona un individuo grabó lo sucedido y lo subió a las redes sociales. En pocas horas el video se volvió viral y generó indignación por lo que la policía peruana inició un operativo para identificar al chofer que fue detenido horas después en un pueblo cerca de Nazca.
A pesar de que las figuras sólo pueden ser vistas desde el cielo, sus trazos pueden ser detectados a nivel de suelo.
La Fiscalía pidió 9 meses de prisión preventiva contra Jainer Jesús Flores Vigo, quien argumentó que entró a la zona porque tenía problemas con los neumáticos del camión y que no sabía que se trataba de una zona patrimonial porque no había anuncios. A pesar de la presión de la Fiscalía, Flores Vigo fue liberado.
Percepción desde las alturas sobre el pico del colibrí. (Foto: AFP)
A pesar de la descripción del chofer, en el trayecto de la carretera Panamericana abundan los letreros que advierten y anuncian que se está en zona arqueológica.
Esta no es la primera vez que las líneas de Nazca se ven dañadas por factores humanos. Jhony Isla, responsable de la conservación de las líneas por parte del Ministerio de Cultura dijo a la radio peruana que estos incidentes ocurren cotidianamente. «La gente bota basura, o pisa las líneas con intención».
Greenpeace causó un severo daño en 2014. (Foto: Hipertextual)
Otras ocasiones de maltrato a la zona arqueológica fue cuando un grupo de activistas de la organización no gubernamental, Greenpeace, quienes colocaron unas pancartas gigantes cubriendo la forma del colibrí en 2014. Dos años después un hombre entró y escribió su nombre dañando la percepción aérea de la figura.
Lo que es un hecho es que constantemente las misteriosas figuras se ven amenazadas por la imprudencia de las personas en un patrimonio que sigue siendo un misterio para los arqueólogos, científicos e historiadores.
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