En Estados Unidos los republicanos son una élite conservadora por naturaleza, el tradicionalismo es una parte inherente a ellos. Aunque hay algunos que tienen la sensatez suficiente para criticar las medidas extremas y racistas de su presidente Donald Trump, muchos otros, siguen la línea que busca alcanzar la supremacía y el poder dictatorial al presentar nuevos proyectos de leyes que los empoderan y que, inevitablemente, le quitan derechos básicos a los ciudadanos.
Sólo tres días después de tomar la presidencia, (rodeado de republicanos “blancos”), Trump firmó una orden ejecutiva para que ninguna Organización No Gubernamental que recibe fondos federales pudiera destinarlos a labores “abortivas” (planificación familiar, información sobre reproducción sexual y suspensión del embarazo) dentro o fuera del territorio estadounidense.
Bajo esa ideología conservadora, el legislador estatal de Oklahoma, Justin Humphrey definió a las mujeres embarazadas como “anfitrionas”, que pierden completamente el derecho sobre su cuerpo por haber sido lo suficientemente “irresponsables” por tener sexo en primera instancia.
Para aterrizar sus ideas, presentó una iniciativa de ley con la que pretende que todas las mujeres que deseen abortar presenten una carta de aprobación donde los “padres de los fetos” autoricen el procedimiento. De ser aprobada, los procedimientos de aborto no sucederán a menos de que haya un escrito que otorgue el permiso a la mujer.
En caso de que el padre alegue que no es el padre, podría demandar legalmente una prueba de paternidad. En esencia, los hombres deberían tener más participación en este tipo de decisiones ya que actualmente están “excluidos”, rechazos que implican una de las “rupturas dentro de la sociedad”.
En entrevista para The Intercept, Humphrey explicó que aunque entienda que las mujeres sientan que es su cuerpo, en realidad es algo separado. “Yo las llamo anfitrionas ya que saben que cuando inician una relación saben que serán anfitrionas”, el republicano dijo. Dentro de su lógica, si las mujeres están conscientes de ello, entonces empezarán a tomar todas las precauciones para no quedar embarazadas.
Claro que el republicano piensa que el cuerpo de una mujer es suyo y deben ser responsables de él. Pero si alguna vez fallan y dejan de tener esa responsabilidad, entonces no pueden ir por ahí diciendo que pueden hacer esto o aquello con “otro cuerpo” (el del feto), ya que en ese momento ya son “anfitrionas que invitaron a ‘eso’ a entrar”.
De acuerdo a The Independent, los únicos casos en los que se contará con el privilegio de esquivar las implicaciones de la misiva sería en el caso de la muerte del padre, si la vida de la mujer está en peligro o si el embarazo fue producto de una violación o incesto.
Aunque la misiva no tiene muchas esperanzas de sobrevivir, ya que la Suprema Corte ha bloqueado este tipo de leyes con anterioridad, la sola presentación es un manifiesto discriminatorio, que anula los derechos elementales de la mujer para decidir sobre sus cuerpos, su sexualidad y las opciones que tienen para planear una familia.
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