Ojalá que nadie le compre a esta niña para que en verdad sepa lo que cuesta la vida.
Estas fueron las palabras de Karen Mejía, una locutora en Reynosa en el estado fronterizo de Tamaulipas tras publicar una serie de fotografías donde aparece su hija vendiendo chicles en la calle junto a un letrero que reza, «vendo chicles porque no valoro lo que tengo».
Mejía explicó que realizó este castigo por la actitud, lenguaje, calificaciones y como una forma de lección a tiempo, «antes de arrepentirse para siempre» por el mal comportamiento de la menor de edad.
A través de la red social Facebook, la locutora de la estación de radio La Mejor McAllen-Reynosa, compartió esta publicación el pasado 21 de mayo, la cual rápidamente se viralizó con más de mil reacciones y se compartió unas 426 veces.
La comunicadora explicó que en todo momento estuvo muy cerca de su hija para cuidarla, sin embargo, no interfirió en la venta de los dulces. Detalló que en ningún momento agredió físicamente a la pequeña y que dicho experimento social fue con el objetivo de crear conciencia sobre la presunta falta de valores entre niños y adolescentes en el país.
No, señores, no viviré de que la niña venda una caja de chicles, apenas y le alcanzó para completar el costo inicial. Esto se llama lección.
Ante la viralización y la crítica de varios usuarios en redes, Mejía explicó que en ningún momento intentó explotar laboralmente a la menor y sostuvo que su acción fue con la intención de ofrecerle una lección a su hija.
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