“Estamos provocando la agonía de numerosas especies marinas; a este ritmo, los grandes animales que poblarán los mares en el futuro no serán descendientes de nuestras ballenas, tiburones o delfines porque los estamos matando para siempre.Estas palabras de Elizabeth Kolbert, ganadora de un Pulitzer por el libro “La sexta Extinción,” tratan de crear conciencia en un mundo que se acerca a pasos agigantados a una crisis ambiental.Un claro ejemplo de esto es la alerta que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de Marina (Semar), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la agrupación Sea Shepherd levantaron tras descubrir que en la zona del Alto Golfo de California se encontraron cuatro mamíferos muertos.
En un comunicado, la Profepa indicó que de acuerdo a la información que se tiene hasta el momento una de las probables causas de la mortandad de los mamíferos marinos es la presencia de un fenómeno natural conocido comúnmente como “marea roja”.
“Este fenómeno natural consiste en la proliferación de microalgas en concentraciones elevadas, originadas por la presencia de diversos factores naturales en el medio acuático, entre los que se destaca la salinidad, variabilidad de temperaturas y la disponibilidad de alimentos para estas microalgas, lo que provoca un boom o explosión de éstas y su congregación es tan elevada que incluso el medio marino adopta una coloración rojiza, característica de una marea roja”, explicó la Profepa.Las mareas rojas tienen importantes consecuencias en los ambientes marinos debido a la alta concentración de toxinas que liberan e implican un riesgo para la salud de los humanos.
El primer ejemplar, una ballena jorobada adulta, apareció muerta el 19 de enero en “Punta Estrella” a 20 kilómetros al sur de San Felipe, Baja California.
Al siguiente día, el 20 de enero, se ubicó un ejemplar de ballena Rorcual Común juvenil macho, en avanzado estado de descomposición, a tres kilómetros al noroeste de la costa de San Felipe.
El mismo día, se reportó otra ballena jorobada varada sin vida, en etapa juvenil, a 12 kilómetros al noroeste del Puerto de San Felipe, informó Excélsior.
Ante esta situación, las autoridades dieron a conocer que se decretó una veda sanitaria en el área San Felipe-Puertecitos y Alto Golfo, así como el cierre temporal para la captura, comercialización y consumo de moluscos bivalvos del lugar que son parte de la cadena que dispersa la enfermedad.
La Profepa, en coordinación con las distintas instancias involucradas, aseguró que dará el seguimiento oportuno a este suceso, a fin de determinar y esclarecer las causas de muerte de estos mamíferos marinos, concluyó la institución.
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