Birmania (también conocido como Myanmar) sufre un conflicto armado que afecta a las minorías musulmanas en un país de mayoría budista. Distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos y las Naciones Unidas expresaron durante años el temor de una “limpieza étnica” en esa nación asiática, pero las batallas siguen en el anonimato por las dificultades para la prensa de conseguir permisos especiales para ingresar a determinadas comunidades.
La minoría musulmana Rohingyas no tiene representación ni voto, son vistos por el gobierno como inmigrantes ilegales que deben salir de su territorio. La semana pasada, al menos 400 personas murieron en distintos operativos del ejército nacional contra esa comunidad, según fuentes oficiales.
Ellos apenas representan el cuatro por ciento de los habitantes en Birmania, eso significa un millón y medio de personas vulnerables. Según Naciones Unidas, unos 150 mil rohingyas viven en campamentos para refugiados donde dependen totalmente de ayuda humanitaria internacional.
*Foto: Reuters.
Desde 1948 que se independizó ese país asiático de la colonia británica, inició el éxodo contra la minoría por distintas razones étnicas. Ellos son considerados inmigrantes y por lo tanto tienen prohibido casarse, no tienen derecho a comprar propiedades, además de tener una estricta restricción para viajar, son prisioneros del gobierno.
El gobierno califica a los rohingyas como inmigrantes ilegales, pero ellos aseguraron que son indígenas que vivido en ese país durante siglos. Diferentes académicos adjudican esta problemática como la imposición gubernamental a través de leyes religiosas.
Este viernes el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, expresó su profunda preocupación ante la violencia en el estado de Rakhine, donde no para el huida de miles de rohingyas hacia el vecino país de Bangladesh.
*Foto: Imams Online.
A través de un comunicado, el titular de las Naciones Unidas solicitó al gobierno birmano a comprometerse en la proporción de seguridad y asistencia para todas las personas necesitadas.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) informó que cerca de 140 mil personas fueron desplazadas por el hostigamiento armado, de este número, casi 50 mil musulmanes rohingyas huyeron de sus hogares por la violencia desatada por la milicia en el estado de Rakhine.
Según la organización Arakan Project, esa minoría ha visto sus hogares arder, sus mujeres sufrieron violaciones y a sus herederos los vieron morir a manos de la milicia por razones de persecución religiosa.
El gobierno birmano negó estas declaraciones, e incluso, la premio Nobel de la Paz y consejera gubernamental, Aung San Suu Kyi, prohibió a las Naciones Unidas a entrar al país, sin explicar sus razones.