Para sus defensores, impulsores y beneficiados, que la Ley de Sociedades de Convivencia celebre 10 años de vida en la Ciudad de México significa más de una década de derechos, sino de recordar el largo proceso para defender la unión entre personas del mismo sexo.
Dentro de la ley, se contemplan beneficios jurídicos, económicos y sociales para los contrayentes de los colectivos homosexuales en sus derechos civiles. Fue un 16 de noviembre cuando se publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal.Además, la aceptación social no era la mejor. Una de las encuestas que más se recuerdan sobre el tema es una de Parametría, revelando que el 76 por ciento de la población no aprobaba legalizar las uniones entre personas del mismo sexo. Años después, en 2009, el rechazo bajó al 55 por ciento de los encuestados.
Pero, nuestros seguidores en el Facebook de Cultura Colectiva Noticias, la mayoría opinaron sobre el matrimonio gay que es normal, que el amor siempre triunfa y la minoría, que ese tipo de uniones no son naturales.
La entrada en vigor de la Ley de Sociedades de Convivencia ocurrió hasta que pasaron 120 días naturales desde su publicación, un 16 de marzo de 2007, que dio certeza legal a las familias y hogares sobre derechos que carecían, como poder heredar bienes, sucesión y tutela legítima de los hijos.Sus orígenes datan de mucho antes, cuando la izquierda en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal puso sobre la mesa el tema, en 2001 y 2003, pese a la condena de la Iglesia Católica en la capital y por no contar con el apoyo abierto del entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.El tema sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo continuó avanzando y se retomó su discusión el año pasado, ahora por iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto, con una propuesta que garantizaría las uniones y sus derechos en todo el país, pero la sepultaron en la Cámara de Diputados.
A mediados de mayo, Peña Nieto propuso una adhesión al artículo 4° constitucional, que eliminaría los términos y preceptos discriminatorios que definen al matrimonio como la unión exclusiva entre un hombre y una mujer.Sin el apoyo de su propio partido, el PRI, las buenas intenciones del presidente se quedaron en el camino bajo el argumento de que: el tema no era prioridad en los temas para el país y que el matrimonio civil era una atribución de los estados y las legislaturas locales.
En realidad, la decisión se asumió para no generar más encono con ciertos grupos de corte profundamente conservador, que ni la confesión de Benjamín Medrano, diputado del propio PRI, en declararse abiertamente homosexual alcanzó para avalar la iniciativa.
El matrimonio entre personas del mismo sexo todavía está pendiente en más de una veintena de estados y generó marchas en toda la República. Hasta el 2014, las cifras oficiales tenían registro de 1, 687 matrimonios igualitarios en el país, donde 880 correspondían a parejas de hombres y 807 de mujeres.
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