Sue Jenkinson presentaba ataques de epilepsia de manera recurrente. Cuando acudió con su médico, este le recomendó que tomara valproato sódico, un fármaco que la ayudaría a reducir considerablemente sus episodios epilépticos. Sin embargo, nadie le advirtió a Sue que al tomarlos estando embarazada, podría exponer a sus hijos a padecer alguna malformación física o discapacidad intelectual.
Tanto Sue, como miles de mujeres en el Reino Unido desde la década de los 70, fueron atendidas con este medicamento para tratar no sólo la epilepsia, sino también la migraña y el trastorno bipolar, aunque no se les advirtió de los riesgos a los que sus pequeños estaban expuestos al consumirlos. El caso de Sue destapó una cloaca en la que se descubrió que cerca de 20 mil niños nacieron en el Reino Unido con el síndrome fetal de valproato.
Este síndrome es un conjunto de defectos que podrían incluir una forma característica del rostro, defectos del corazón, labio leporino, malformaciones del cuerpo y problemas de aprendizaje. Lamentablemente, estos no son los problemas más grandes descubiertos. El medicamento, que se suministra en cientos de países alrededor del mundo, provoca este tipo de padecimientos por generaciones.
Sue Jenkinson asegura que ningún médico le advirtió de los riesgos del valproato sódico. (Foto: BBC)
El debate y la polémica se abrieron luego de reunirse un grupo de mujeres para exigir una investigación pública además de una compensación por los daños al no prevenirlas sobre las consecuencias de tomar el medicamento. Aunque muchas organizaciones activistas solicitan que deje de prescribirse el valproato sódico, cientos de médicos británicos aseguran que muchas mujeres con epilepsia se verían afectadas en caso de no tomarlo.
«Queremos asegurar que los doctores les dan a las mujeres la información correcta cuando les recetan estos medicamentos», señaló a la BBC un portavoz del departamento de Salud de Reino Unido. Y es que las mujeres afectadas no sólo piden una investigación al respecto, sino también otra en referencia a las afectaciones que el fármaco puede traer a futuras generaciones.
Sue está convencida, por ejemplo, que dos de sus nietos padecen dispraxia, dificultades de aprendizaje y enfermedades intestinales porque ella tomó este medicamento. Un estudio realizado en Corea del Sur avala su teoría, pues al administrárseles valproato de sodio a diversos ratones, la sustancia viajó en el ADN e impactó a generaciones posteriores de ratones.
La madre de Bridget Buck tomó valproato de sodio y ahora ella sufre de malformaciones. (Foto:BBC).
Pero entonces, ¿suministrar o no un medicamento que ayuda infaliblemente a las mujeres con epilepsia? No recomendarlo a estas mujeres deviene en aumento de intensidad en los ataques epilépticos. Hacerlo trae la posibilidad de que, estando embarazadas, transmitan alguna deformación a sus hijos.
La Sociedad de Epilepsia afirmó que 10 por ciento de los bebés, hijos de mujeres que toman valproato, tienen discapacidades físicas. Si bien en Reino Unido las mujeres no reciben información sobre los riesgos, en Estados Unidos la cosa es diferente.
Aunque los medicamentos contengan advertencias en las cajas, los médicos no previenen sobre los riesgos. (Foto: BBC)
La Food and Drug Administration (FDA) contraindicó el uso de este medicamento en mujeres embarazadas, sobre todo para contrarrestar los efectos de la migraña. Piden también que quienes lo consumen, deben dejar de hacerlo también por indicación médica y no por decisión propia pues podría traerles consecuencias mucho más graves.
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