Heidi McKinney, de 27 años, subió tranquila al avión en mayo del 2016. El vuelo que abordó en Las Vegas la llevaría hasta Portland. Se dirigió pasivamente a su asiento y, a su lado, vio a una mujer que le llamó poderosamente la atención.A Heidi se le hizo fácil abrir su bolsa y sacar de ella una botella de alcohol que subió sin que el personal de Alaska Airlines se diera cuenta. Luego de hacer contacto visual con su víctima, de 19 años, Heidi le mostró la botella y le invitó a darle algunos tragos.Cuando se negó, Heidi se alteró y comenzó el acoso sexual en contra de la joven, mismo que la llevaría, un año después, a ser condenada a ocho meses de arresto domiciliario y a tres años de libertad condicional.
La negativa de la víctima provocó que Heidi intentara persuadirla para tomar alcohol con ella, todo a escondidas de los encargados del vuelo que las llevaría a Portland. Tras negarse de nueva cuenta, Heidi sacó su teléfono y comenzó a tomarle fotografías a la joven, quien de manera pacífica, le pedía que no lo hiciera.Con un lenguaje ofensivo, Heidi se acercó a ella para lamerle las orejas, al tiempo que tocaba sus genitales. La víctima no soportó más el acoso sexual así que le gritó al personal de seguridad del vuelo, lo que provocó que Heidi saltara sobre ella y comenzara a gritar que quería tener relaciones sexuales a bordo del avión.McKinney estaba fuera de control. Gritaba que ella poseía mucho dinero y que eso le bastaría para que la chica accediera no sólo a beber alcohol con ella, sino también a tener sexo durante el vuelo. Incluso, la obligó a tocarle los senos en varias ocasiones.Al llegar a Portland, Heidi fue detenida y un año después la sentenciaron a ocho meses de arresto domiciliario y a tres años de libertad condicional tras declararse culpable de asalto con la intención de cometer un delito grave.
La sentencia pudo ser mayor, pero los abogados encargados de la defensa de McKinney aludieron que la joven lleva muchos años lidiando con un problema de alcoholismo. Su adicción la llevó a ser condenada tanto en 2007 como en 2015 por conducir bajo la influencia del alcohol. En esta ocasión, rebasó los límites y llegó al acoso sexual.“Heidi había tocado el cuerpo de la víctima y afirmó una serie de comentarios indecentes y profanos hacia la joven”, dijo el fiscal encargado de llevar el caso en Estados Unidos. “La intención era acosar a la víctima”.Ante la corte federal, Heidi McKinney no quiso emitir ninguna declaración. Ella prefirió escribir una larga carta a la víctima, en donde le ofrecía disculpas por su comportamiento durante el vuelo. La víctima, de la que se protegió la identidad, no estuvo de acuerdo con la sentencia y esperan que en próximos días apele la decisión del juez.El propio cuerpo de abogados de Heidi indicó que después de dos casos de acoso sexual que sufrió su cliente, las consecuencias psicológicas fueron graves y eso sirvió para que la condena fuera menor a la que se tenía pensada en un principio.
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