La tensión en el Medio Oriente parece no tener fin y día tras día las decisiones que el gobierno de Israel ha tomado en contra de Cisjordania provocan que el mundo ponga sus reflectores en la zona.
Parece que la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y el respaldo que mostró para Netanyahu, el primer ministro israelí, provocó que éste se envalentonara y comenzara a realizar acciones que amenazan con elevar la temperatura del conflicto.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresó su preocupación por un plan de demolición recientemente anunciado en una aldea palestina en Cisjordania, lo cual amenaza a decenas de edificios, incluyendo una escuela primaria.
“Esto es inaceptable y debe detenerse”, dijo el miércoles 22 de febrero Robert Piper, coordinador humanitario de la ONU para los territorios beduinos palestinos, quien visitó el pueblo donde la escuela primaria está entre las 140 estructuras que se encuentran en peligro de ser demolidos.
“Khan al-Ahmar es una de las comunidades más vulnerables de Cisjordania que lucha por mantener un nivel mínimo de vida frente a la intensa presión de las autoridades israelíes para que se mueva”, expresó en un comunicado.
La semana pasada las autoridades israelíes emitieron docenas de órdenes de demolición que amenazan “casi todas las estructuras” en una parte de la aldea de Khan al-Ahmar, según la ONU.
Israel dijo que los edificios fueron construidos sin permisos, sin embargo, Naciones Unidas contestó que tales permisos son casi imposibles de obtener para los palestinos.
“En los últimos días se dieron órdenes de construcción de edificios ilegales en Khan al-Ahmar”, dijo el Ministerio de Defensa de Israel, responsable de los territorios palestinos. “La ejecución se llevará a cabo en coordinación con las directivas estatales y las certificaciones legales requeridas”.
Israel ha ocupado Cisjordania durante 50 años en violación del derecho internacional; varias comunidades beduinas tradicionalmente nómadas están basadas al este de Jerusalén, donde los grupos de derechos humanos temen que las demoliciones puedan despejar el camino para más construcciones de asentamientos israelíes ilegales.
Esto podría dividir parcialmente Cisjordania entre el norte y el sur, aislando aún más el territorio de Jerusalén Oriental, el cual los palestinos ven como su futura capital.
La ONU dijo que hay 46 comunidades en Cisjordania central en riesgo de traslado forzoso, expulsando a aproximadamente 7 mil residentes; Israel frecuentemente usa demoliciones de casas para controlar y castigar a los palestinos que viven bajo su ocupación en Cisjordania y Jerusalén Este.
Desde 1967, cuando Israel ocupó los territorios palestinos, al menos 48 mil viviendas y estructuras de viviendas palestinas han sido demolidas.
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