Por: Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
Como agente de la Policía Bancaria e Industrial, María Guadalupe Cornejo García estaba asignada a la vigilancia en la subestación del Sistema de Transporte Colectivo Metro el 9 de enero.
Ella era una de las 60 personas a las que sorprendió el incendio en el puesto Central de Control. Falleció al caer del edificio cuando intentaba librar el fuego. Decenas de compañeros acudieron a despedirla en una ceremonia afuera de su domicilio.
Hace unos días, el policía Norberto Sánchez encontró una mochila en un baño público con 30 mil pesos y los devolvió a su dueño, un joven que iba a comprar un tanque de oxígeno para su esposa.
Antes, en octubre, junto con un compañero enfrentaron a delincuentes y frustraron el asalto a una camioneta de una tienda, y un mes después volvió a evitar otro robo. Ambos actos heroicos lo hicieron acreedor al premio “Policía Distinguido del Mes” en octubre y noviembre.
Aunque parezca que estas acciones de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana salieron de una película –algo así como el Comisario James Gordon de Ciudad Gótica, pero en versión CDMX–, en realidad es solo un ejemplo de la labor que realizan la mayoría de uniformados en nuestra ciudad.
Yo sé que algunos tienen fama de corruptos y hay una percepción de rivalidad, discriminación y criminalización de los uniformados hacia las y los jóvenes.
Recientemente, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, a cargo de Nashieli Ramírez, presentó el informe “Interacciones entre adolescentes y policías”, en el que concluye que la confianza de los jóvenes hacia los policías estuvo lesionada.
Pero también se narran los esfuerzos para crear comunidad entre la población juvenil y los oficiales, que evidencia los esfuerzo de las autoridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, encabezada por Omar García Harfuch por consolidarse como una institución facilitadora de los derechos de los adolescentes.
Además, están los PILARES o el programa Barrio Adentro del Gobierno de la Ciudad de México, en el que participamos en el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia.
Las y los policías siempre están para protegernos. También tienen hijos, quizá de tu edad, siguen en formación para mejorar su servicio o les preocupa cómo rescatar a las juventudes de situaciones delictivas, de drogas o de violencia.
Les debemos respeto y reconocimiento. Su labor no es fácil, sus jornadas no son cortas y la presión que viven día a día para combatir el crimen es amplia.
Si tú en algún momento eres víctima de algún tipo de agresión de un agente, puedes reportarlo a nuestra Línea de Seguridad y en el Chat de Confianza 55 5533-5533. Si quieres reconocer al poli de tu colonia también puedes llamarnos.
Reconozcamos y visualicemos las historias de los héroes sin capa. Que nuestras y nuestros policías sean vistos como ejemplos, mucho mejor que un personaje de ficción o un héroe de película.
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*Las columnas de opinión de Cultura Colectiva reflejan sólo el punto de vista del autor.