Arabia Saudita es hogar del Wahabismo, la escuela más radical del Islam semillero done movimientos como el Estado Islámico y Boko Haram se formaron.
Además de las decapitaciones legales y los azotes como método de castigo judicial, este país es el único en el mundo donde las mujeres tienen prohibido manejar.
Sin embargo, en un gesto de progresismo el príncipe Alwaleed bin Talal, miembro de la familia real Saudí, intenta cambiar eso.
La carta dice que “es hora de que las mujeres saudíes empiecen a manejar”, la cual fue escrita y publicada por el príncipe en su sitio web, argumentó razones financieras, económicas, sociales y religiosas para este cambio que calificó de vital importancia.“Prohibir que las mujeres manejen es un problema de derechos humanos similar cuando las mujeres tenían prohibido recibir educación o tener una identidad propia”, escribió en la misiva el integrante de la familia real.“Son todos actos injustos de una sociedad tradicional mucha más restrictiva de lo que la ley y la religión permiten”, opinó en su cuenta de Twitter. De acuerdo con el príncipe Talal, el cuadragésimo primer hombre más rico del mundo, las 1.6 millones de mujeres que viven en Arabia Saudita dependen completamente de sus choferes privados, taxis o de sus esposos para poder transportarse, lo que implica un costo altísimo.
En abril de este año, después de analizar los beneficios económicos que traería a la región permitir a las mujeres transportarse de un lugar a otro de manera independiente, el rey Saudita, Mohammed bin Salam, dijo que él no está en contra de la iniciativa, pero que depende del pueblo tomar la decisión, algo que según él, será muy difícil.En muchas ocasiones los hombres deben dejar sus empleos para atender las necesidades de movilidad de sus esposas e hijos, lo cual afecta la producción de las empresas donde ellos trabajan.Todos estos factores, los cuales podrían resolverse de manera sencilla permitiendo a las mujeres manejar, siguen siendo muy polémicos en una región donde los hombres controlan los sistemas político, social, religioso y económico.
A lo largo de los años, las mujeres saudíes han exigido que se les permita manejar, sin embargo las autoridades del país siempre optan por la represión.
En 1990, decenas de mujeres tomaron el volante y salieron a protestar a las calles de Riyadh, la capital Saudí. Tras la trifulca, el gobierno encarceló a las manifestantes durante un día y les confiscó sus pasaportes.
Durante una manifestación donde cientos de mujeres salieron a manejar por la calles y publicaron videos y fotos de ellas realizando esta actividad en línea en 2013, la policía desplegó puntos de vigilancia en las calles para asegurarse que ninguna mujer manejara.
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