El lunes México se fue a dormir con la noticia del asesinato de Salomón, Daniel y Marco, estudiantes de cine desaparecidos, torturados, asesinados y disueltos en ácido a manos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) por una “confusión”. Para desaparecer a sus víctimas (otra vez y de forma definitiva) en el líquido diluyente, el encargado recibía 3 mil pesos a la semana. Y eso valen las vidas en este país, 3 mil, 4 mil, mil pesos…
Hasta el momento, la Fiscalía General de Estado de Jalisco (FGEJ) tiene detenidos a dos de los 8 presuntos responsables, Gerardo “N” y Omar “N”, conocido en la escena undergorund del rap mexicano como “QBA”. El expediente completo, que reúne las declaraciones de testigos presenciales y las confesiones de ambos detenidos, fue abierto a algunos medios de comunicación y ahora tenemos más detalles sobre el caso que volvió a cimbrar al país y que nos recordó que está podrido por dentro y por fuera.
¿Qué hicieron los estudiantes el día de su desaparición?
La tarde del 19 de marzo, Salomón Aceves Gastélum, de 25 años, Jesús Daniel Díaz y Marco Ávalos, ambos de 20 años; estudiantes de cine en la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), se reunieron en la finca de la tía de Salomón, Edna Judith Aceves, para grabar escenas de un cortometraje en el que trabajaban. Con ellos también estaba la hija de Aceves, una amiga suya y la novia de Salomón.
Hoy se cumple una semana de la noticia del asesinato de los tres estudiantes de cine en Jalisco, precisamente un día después del primer debate presidencial, en el que ninguno de los candidatos presentó la estrategia que implementarán para acabar con la violencia epidémica en el país. (Foto: Cuartoscuro)
¿Quiénes, dónde y por qué los detuvieron?
Mientras eso sucedía, los sicarios del CJNG ya estaban “cazando”, es decir, ya tenían en la mira la finca, que antes de pasar a manos de la Edna Judith era de Diego Gabriel Mejía, líder de una organización criminal en disputa con el CJNG. De acuerdo Eduardo Geovanni Gómez (Gerardo), alias El Cochi, les dijeron que Mejía, El Diego, era que era «chaparro, güero y medio calvo», además, tenía alrededor de 35 años, descripción que no coincidía, en absoluto, con las características de los estudiantes.
Diego fue detenido en esa misma finca en el 2015 y, según las órdenes que recibieron los sicarios, saldría próximamente de la cárcel, así que debían tener un plan perfectamente armado para que no se les escapara.
Cuando terminaron de hacer su tarea, salieron en dos automóviles para regresar a casa. En el camino, el automóvil en donde viajaba la prima de Salomón se averió a eso de las 20:00 horas. En ese momento, los sicarios aprovecharon para abordarlos y “detenerlos”, haciéndose pasar por elementos de la FGEJ, y es que los 7 sicarios viajaban en una camioneta con placas de la Procuraduría General de la República (PGR). «¡Bájense!» les gritaron una y otra vez a Daniel, a la novia de Salomón y a la amiga de la prima de Salomón.
Así, lograron detener a los tres estudiantes sin que ninguna de las tres jóvenes pudiera hacer nada al respecto. Ellas se salvaron porque no tienen «permitido llevarse» a mujeres.
En la casa donde presuntamente asesinaron a los jóvenes, antes de trasladarlos al sitio donde los desaparecieron en ácido, sólo se encontró ADN de Marco y por eso los familiares rechazan la versión oficial de la Fiscalía de Jalisco. (Foto: Cuartoscuro)
¿Qué sucedió en la casa donde asesinaron a los jóvenes?
De acuerdo con las declaraciones de El Cochi, de regreso en la casa donde presuntamente el CJNG detiene a sus víctimas, dieron aviso al jefe del avance del «encargo». Salomón y Marco fueron trasladados a la planta alta, mientras que a Daniel, que tenía una pierna rota, lo dejaron en el primer piso. Aunque no se encontraron rastros de ADN de Marco y Salomón, los dos detenidos confirmaron que los tres murieron ahí mismo.
Salomón fue asesinado a golpes tras las interrogaciones que le hicieron los sicarios (le preguntaron si era Daniel, si lo conocía y qué estaban haciendo en esa finca. «Se nos fue el muchacho» dijeron los verdugos.
¿Qué pasó con los cuerpos?
Gerardo “N”, el encargado de disolver a las víctimas en tambos repletos de ácido sulfúrico, recibió la orden: había que «pasarlos por agua». Antes ya había desaparecido completamente a otras tres personas, un procedimiento perfectamente definido: había que meter a las víctimas sin ropa y siempre se introducían de cabeza y cuando los contenedores empezaban a liberar humo, había que sellarlos y esperar 48 horas para después tirar los restos en terrenos baldíos.
El apodado QBA confesó: «Al ver las noticias vi que habían desaparecido tres estudiantes (…) y al momento que pasaron las fotos me di cuenta de que se trataba de los tres cadáveres que yo les ayudé a pozolear». En ese lugar sí encontraron el ADN de Marco, pero el de Salomón, hasta el momento, no ha sido identificado en ninguno de los sitios señalados.
¿Qué dicen los familiares?
Los compañeros, familiares y decenas de estudiantes del estado y de todo el territorio nacional exigen pruebas más contundentes, pues consideran que los testimonios pudieron haber sido obtenidos bajo tortura. Asimismo, de acuerdo con El Universal, el padre de Marco, Ramón García, asegura que ni él ni el resto de los padres de familia acepten la versión de la FGEJ, a diferencia de lo que asegura la abogada que los está representando, María Lina Gutiérrez.
Una cosa les digo, si quisieron cerrar la página abrieron más el libro, porque si de algo sirvió la desaparición de los muchachos es para que el pueblo no les tenga miedo como gobierno y que el pueblo sabe cuáles son sus obligaciones con la sociedad.
Este rechazo se debe, principalmente, a que no se encontró ADN ni de Marco ni de Salomón en el lugar donde, supuestamente, fueron asesinados los tres estudiantes antes de ser trasladados al sitio donde los iban a desaparecer definitivamente.
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