El órgano judicial más importante, la Corte Suprema de la Federación Rusa, confirmó este lunes la prohibición de los Testigos de Jehová en todo el país por considerarlo una agrupación cristiana de ‘fanáticos y extremistas’. La apelación presentada por la secta religiosa de seguir ejerciendo en territorio ruso fue rechazada por el alto tribunal.
Tras una demanda del Ministerio de Justicia, interpuesta a finales de abril, la decisión del órgano supremo de justicia liquidó 395 comunidades pertenecientes a esta secta y unos 175 mil miembros no podrán ejercer su predicación y difusión ya que el Estado ruso confiscó sus bienes definitivamente. “Ya esperábamos una respuesta negativa, estamos muy decepcionados con las autoridades rusas”, dijo el portavoz internacional de los Testigos de Jehová, David Semonian, a través de un comunicado.
La única esperanza que le queda a la secta en Rusia es que prevalezca una valoración que consideran justa para su causa espiritual sobre los hechos y sobre el derecho a participar y practicar libremente su religión. “La libertad espiritual en Rusia ha terminado”, expresó el líder de la secta en Rusia, Yaroslav Sivulsky.
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Apelación Europea
Viktor Jenkov, abogado y representante legal de la secta en Rusia, afirmó que la resolución de la Corte Suprema no es definitiva. “Apelaremos esta decisión ante el Consejo Supremo de los Derechos Humanos de la Corte Europea”, apostando a que un tribunal de peso continental tendrá mayor poder de decisión con respecto a una elección a nivel nacional.
Ya hubo un antecedente de la prohibición de los Testigos de Jehová en Rusia durante 2004, donde la Corte Europea intervino y consideró la resolución rusa como ”injustificada” y sancionó a Rusia con un pago de 70 mil euros por un concepto de daños e intereses que se perpetuó en 2010. Anteriormente, los Testigos habían sido vetados en la entonces Unión Soviética durante el régimen estalinista, incluso algunos miembros fueron deportados a prisiones siberianas.
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Los Testigos de Jehová son una organización religiosa denominados cristiano-milenarista y restauracionista, fundada en Estados Unidos en 1873 por Charles Rusell, quien decidió crear una corriente propia del cristianismo pero deslindada de la Iglesia oficial. Para la Iglesia Ortodoxa Rusa, con gran poder e influencia en el país, lo vio con malos ojos, incluso como una competencia religiosa por lo que argumentó que la práctica de ‘transfusiones de sangre’ que hacían era consideradas impuras, hecho que logró convencer al gobierno ruso de vetarla y expulsarla del país.
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