Japón y otras naciones que aceptan y fomentan la pesca de ballenas, frenaron una iniciativa que pretendía crear un santuario protegido en sur del océano Atlántico. Cientos de ballenas, delfines, marsopas y otras especies marinas quedarán a la deriva.
Japón es, por excelencia, la nación que más acecha y depreda ballenas. Las compañías que se encargan de la cacería están involucradas en escándalos de corrupción y adeudamiento: el dinero que estaba destinado para las víctimas del tsunami del 2011 terminó en sus manos.
Históricamente, todos los años los buques balleneros viajan hasta el sur del Atlántico para asesinar ballenas, sin importar que las zonas estén protegidas. Con propósitos “científicos”, cada año aumenta el número de especies masacradas.
De acuerdo a The Guardian y durante el encuentro bianual, la Comisión Internacional de Cacería de Ballenas fue “derrotada” después de que 38 países aprobaron el santuario, 24 lo rechazaron y 2 se abstuvieron. Para que pasen las propuestas en la conferencia se requiere el 75 % de los votos.
No es la primera vez que la propuesta ha sido derrocada, son demasiadas las naciones que tienen intereses y que reciben ingresos de la pesca desmedida de ballenas y otras especies. Nuevamente, Japón, Noruega e Islandia de opusieron a los grupos que trabajan en pro de la conservación.
Josh Coates, un miembro de la campaña Sociedad de Conservación Marina Australiana, aseguró que es urgente proteger intensamente y de otras maneras a los delfines y ballenas. El santuario que echaron abajo habría sido, precisamente, un espacio que fomentaría el crecimiento sustentable del turismo que involucra el avistamiento de ballenas.
“Nuevamente, las naciones depredadoras se han interpuesto en el camino del progreso, sin importar que incluso los comités científicos han aprobado el plan”, sentenció Coates.
Por otro lado, los defensores consideran que todos sus esfuerzos han sido aniquilados y socavados por los países que ni siquiera se hallan en el hemisferio sur, a cientos de kilómetros de distancia e incluso del otro lado del mundo.
Mientras tanto, los países que sí tienen territorios en donde el santuario habría de ubicarse, lo apoyan completamente. Todos ellos sólo están promoviendo que naciones como Japón continúen con la masacre.
*Con información de: The Guardian, Greenpeace.