El pasado miércoles, la policía italiana encontró una orgía homosexual y consumo de drogas al entrar a un apartamento dentro del palacio del ex Santo Oficio. Dicho departamento era habitado por el exsecretario del Cardenal Francesco Coccopalmerio, a quien formalmente no le corresponde el uso del inmueble.
El prelado (cargo del dueño del departamento y que significa que es un sacerdote que tiene una posición superior dentro de la Iglesia católica) de quien se desconoce su nombre, fue detenido y enviado a la clínica Pío XI para su desintoxicación. Pero este fin de semana fue enviado a un convento donde está de retiro espiritual.
La intervención policiaca se dio después de que se atendieran algunas denuncias de entrada y salida constante de “invitados” al departamento. Las sospechas de que algo pasaba se agudizaron cuando algunos vecinos se dieron cuenta de que las placas del coche de lujo que usaba el prelado del cardenal Coccopalmerio, tenían licencia de la Santa Sede, un beneficio que tampoco le corresponde al empleado del presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos.
Pero este escándalo de drogas, orgías homosexuales y usurpación de beneficios no son lo único que tiene encendidas las alarmas del Vaticano, pues el cardenal australiano George Pell, III del Vaticano y asesor financiero del papa Francisco, fue acusado el jueves pasado de delitos sexuales contra menores y ahora enfrenta cargos por estos supuestos delitos.
Mientras, la prensa y feligreses debaten si tanto el Cardenal Coccopalmerio como el Papa Francisco sabían ya de los escándalos del Vaticano, se anunció que este último visitará Perú y Chile en enero del 2018.
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