También deberíamos temerle al conservador Steve Bannon, el lado oscuro de Donald Trump, el asesor principal del presidente que tiene planes muy particulares para el futuro de Estados Unidos y que comparte el perfil e ideología empresarial, de magnate y figura pública con el republicano. Es el diablillo que le susurra al oído y el titiritero que podría orquestar las hazañas más perjudiciales, escudado bajo el puesto de “estratega” de la Casa Blanca”.
Antes de convertirse en la mano derecha del Presidente, en el 2012 Bannon tomó la dirección del medio Breitbart News, definido por el rotativo The New York Times como una “curiosidad de la franja derecha”, generador de controversia por difundir contenido “misógino, xenófobo y racista”, un vocero de la campaña presidencial de Donald Trump, quien hace poco le otorgó un lugar en el Consejo Nacional de Seguridad, un lugar que normalmente no aloja a consejeros presidenciales.
El rotativo más importante de la nación que lideran Trump y Bannon sacó a la luz un reportaje, escrito por el periodista Jason Horowitz, en el que expone las intenciones del consejero de establecer alianzas con miembros importantes de la Iglesia católica que se oponen a la ideología con tintes “liberales” del Papa Francisco.
Para lograr el contacto con los conservadores del Vaticano, Bannon, cuando todavía estaba al mando del medio de noticias, visitó el Vaticano para la canonización del Papa Juan Pablo II, aprovechó la visita para reunirse con el cardenal Raymond Burke, opositor del liderazgo de Francisco.
Para empezar los dos personajes coinciden en que el Islam amenaza con derrocar a un “Occidente postrado y debilitado”, todo gracias a un desgaste provocado directamente por la “erosión” de los valores cristianos tradicionales, por lo que ambos se han visto injustamente marginados por unas élites políticas ajenas a la realidad.
La marginación, señala el rotativo, inició cuando Francisco empezó a “hacer a un lado” a los tradicionalistas (conservadores y ortodoxos, en la mayoría de los casos), especialmente al cardenal Burke, y ha apostado por una agenda en pro de la migración, el cambio climático y pobreza.
Todos esos temas, curiosamente, han sido algunos de los más gastados durante las primeras semanas del mandato de Trump: el veto a los migrantes provenientes de naciones musulmanas, la construcción del muro fronterizo y el cese a proyectos científicos innovadores y ambientalistas, por citar algunos ejemplos.
Horowitz explica los alcances que podría tener este movimiento: quienes consideran que este Papa “enormemente popular en círculos liberales” y no eclesiales, podría estar generando confusión entre quienes se sienten dentro de la Iglesia y entonces ven en la administración Trump (y Bannon) un “líder alternativo que defienda los valores cristianos tradicionales”.
De acuerdo a la investigación, Bannon tiene una idea clara: “El Papa está peligrosamente equivocado”, además de sugerir que “probablemente sea socialista” por haber dejado de lado a la Iglesia más tradicional, precisamente la que el cardenal Burke representa.
Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes aseguró que la razón verdadera, lo que está provocando que Estados Unidos sea realmente sea inseguro es “tener un supremacista blanco como miembro permanente del Consejo de Seguridad Nacional”.
Por si fuera poco, el consejero ha tenido una estrecha relación con partidos de extrema derecha que ansían el poder en Europa. Es sencillo, si Bannon, el conservador, se une con eclesiásticos igual o más conservadores que él, logrará una fuerza que superaría, quizá, todos los embates políticos y sociales: Un imperio católico ortodoxo y tradicionalista, que lucha por abolir todo lo que Trump ya está haciendo.
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