¿Te imaginas vivir con un dolor en el cuerpo generalizado que te fatiga durante el día y no te deja dormir durante la noche? Se dice que para un 2 a 5 por ciento de la población mundial esta vida es una realidad, pues padecen la enfermedad crónica conocida como fibromialgia. La fibromialgia surge como un desbalance neuroquímico en el sistema nervioso central que provoca dolor musculoesquelético en diversas zonas del cuerpo. Antiguamente, se pensaba que este dolor era el resultado de un trastorno de somatización —un proceso mediante el cual las alteraciones psicológicas se transforman en síntomas físicos sin una causa más allá de “lo mental”—; pero tras años de investigación, la Organización Mundial de la Salud ha logrado clasificar a la fibromialgia como una alteración del sistema nervioso. Además, se ha descubierto que las mujeres son más propensas a padecer esta enfermedad crónica.
Muchos pacientes tienen que atravesar un difícil periodo de diagnóstico en el que los médicos y las personas a su alrededor dudan de la veracidad de sus síntomas, de este “supuesto dolor” que parece no tener causa. Pero como siempre, lo más importante para entender una enfermedad es aproximarnos y escuchar a quienes la padecen. Por ello te compartimos el testimonio de Marta, una sobreviviente de la fibromialgia.
“Todo comenzó ya hará tres años, bueno, la verdad es que hace mucho más tiempo; pero lo empezamos a ver con mas claridad después, cuando volvía de jugar a balonmano porque mis amigas, al igual que todo el mundo, venían cansadas, pero yo siempre volvía mucho mas cansada de lo normal. Era el Día de Reyes y yo salía de paje, recuerdo que al volver hacia casa no sabía si podría llegar del dolor que tenía en las piernas y de lo cansada que estaba. Todos estos síntomas nos desconcertaban, a mis padres y a mí, porque no era normal que una niña de mi edad pidiera que por favor me dieran una silla de ruedas porque no me podía mover, había gente que me decía que yo era muy vaga, me lo dijeron, incluso, algunos profesores y médicos.
Mi madre ya estaba empezando a pensar que podía ser fibromialgia, pero al tener pocos datos decidimos ir al hospital y tras haber estado una semana nos confirmaron que, efectivamente, tenía fibromialgia. Yo al principio no supe reaccionar porque nunca antes había oído ese nombre, pero cuando pasó un mes empecé a desear que ojalá no tuviera esta enfermedad, porque supe que sería para toda la vida y que si tenía que asumir esta enfermedad también tendría que soportar muchas burlas de todas las personas a mi alrededor.
Cuando yo ya pensaba que mi vida se acababa, en el sentido de que no podría nunca volver a ser como una persona normal, mi madre encontró un libro de los grupos sanguíneos; y como ya habíamos probado muchas cosas, pensamos que por intentarlo no perdíamos nada. Al principio me costó mucho acostumbrarme a la dieta, porque estábamos empezando a probar distintos tipos de comida y la verdad no estaba muy buena. Pero pasaron los meses y al ver que yo podía volver a caminar y a hacer cosas como los demás, decidimos continuar con la dieta. Cuando empecé a ver que podía volver a correr sin que me salieran contracturas o se me rompieran las fibras, empecé a ser una niña mas alegre, aunque antes ya lo era, pero tenía mas ganas de vivir y de hacer viajes o salir por las noches con mis amigas.
En estos momentos estoy muy orgullosa de lo que mis padres y amigas hicieron por mí: Para que no se me hiciera una carga tener que comer distinto a los demás, tanto mis padres como mis amigas intentaron comer igual que yo, siempre les estaré agradecida por todo esto.
Mis padres han decidido explicar todo esto en un libro para ayudar y que nadie más tenga que sufrir todo lo que yo he sufrido, y para que las personas incluidos los médicos sepan ver que la fibromialgia tiene solución. Espero que todos mejoren. También creo que poder hablar de ello puede servir para mejorar, esto lo he podido comprobar personalmente hace unos días. En el Instituto debíamos hablar durante cuatro minutos de un tema cualquiera y explicarlo en clase delante de los compañeros. Después de hablarlo con mi madre decidí que un tema que yo conocía era la fibromialgia, en casa estuve ensayando sobre cómo y qué iba a decir y parecía que lo tenía todo muy preparado, lo que no podía yo saber era lo que iba a ocurrir.
Llegó mi turno y salí a la pizarra delante de mis compañeros, todo parecía ir bien hasta que llegó un momento en que, después de explicar que era la fibromialgia, las personas afectadas en el mundo y los síntomas de esta enfermedad, tuve que decir que hacía dos años que a mi me habían diagnosticado fibromialgia, en ese momento empecé a notar que las palabras no me salían y que me ahogaba, estaba llorando y lo peor es que no podía parar, mis compañeros me miraban sin saber qué hacer y la profesora me decía que respirara y me tranquilizara. En ese momento me di cuenta de todo lo que había sufrido y lo enferma que había llegado a estar, también pensé en mis padres y en lo mucho que habían sufrido ellos también. Era como si de repente se hubiese destapado en mí algo que estaba escondido en mi interior y que de pronto había surgido al exterior, la verdad es que me sorprendió, me relajó y me hizo sentir bien. Con la ayuda de mis amigos y de la profesora pude continuar y acabar mi historia que nunca antes había querido contar a nadie.
Mis padres han luchado mucho para conseguir que otras personas que sufren fibromialgia les escuchen y sigan sus consejos, yo desde aquí les doy las gracias por su constante lucha. Y a todos aquellos que la padecen quiero decirles que con perseverancia, paciencia y fuerza de voluntad pueden vencerla al igual que yo la he vencido”.
**
Te compartimos una guía de meditación para principiantes que te ayudará a tranquilizarte en los momentos que más lo necesites. Recurre al arte, a la lectura o escritura, tienen muchos beneficios, da click aquí para conocer más sobre ello y comenzar a sentirte mejor.