Hace cinco años, la revista científica Science explicó por primera vez en qué consistía la terapia de edición genética: Una proteína puede ser programada para que busque, corte y degrade material genético de los virus e incluso, evite mutaciones. La biotecnología dio uno de sus frutos más revolucionarios.
Ahora, las terapias basadas en la edición de genes han ido más lejos, hasta el punto de salvar vidas y atacar a una de las enfermedades más mortíferas, temidas y por eso también (como todo lo malo) más frecuentes: cáncer.
El caso más reciente sienta las bases para una posible cura: Dos bebés fueron liberadas de un tipo de leucemia (cáncer en la sangre) sin remedio. Incurable hasta ahora que un grupo de científicos europeos reveló en la revista Science Translational Medicine que las dos niñas habían permanecido 18 y 12 meses libres de leucemia después de recibir el tratamiento de edición genética.
El tratamiento consistió en modificar genéticamente a las células blancas en la sangre, que son precisamente las afectadas en un paciente que tiene leucemia. En un cuerpo sano, dichas células sanguíneas tienen la función de combatir determinadas infecciones.
Con el tratamiento, las células “recuperan” su capacidad de atacar directamente a las células cancerígenas que impedían la producción saludable. El riesgo de la enfermedad consiste en que las células cancerosas se pueden propagar por el torrente sanguíneo a otras partes del cuerpo.
El estudio indica que las recesiones moleculares (cuando la enfermedad deja de “actuar” nocivamente en el cuerpo) se alcanzaron tan sólo 28 días después de la aplicación del tratamiento en ambas bebés. Esto —de acuerdo a IFL Science— significa un periodo de tiempo “increíblemente corto”.
IFL explica que aunque esta técnica ha sido empleada por varias compañías de medicamentos y tratamientos clínicos, pero en el caso de los pacientes mayores, las células blancas que fueron modificadas fueron extraídas de pacientes que en el momento están recibiendo algún tipo de tratamiento, mientras que las células malignas fueron obtenidas de donadores y modificadas tecnológicamente después para “atacar las células infectadas con cáncer en los pacientes pequeños”.
Esto se explica porque los pacientes muy pequeños o recién nacidos no producen la misma cantidad de células blancas que una persona adulta y si se les quitaran algunas para su modificación, implicaría un riesgo inicial en sí.
Ahora, meses después, las dos niñas no han vuelto a presentar ningún síntoma de su leucemia que era del tipo linfocítica aguda, el tipo de cáncer en la sangre que provoca que los pacientes presenten hemorragias frecuentes e incapacidad de detener infecciones.
Sin este tipo de tratamiento genético, es probable que las niñas hubieran muerto pocos meses después de su nacimiento.
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