Parece que actualmente los antibióticos son la respuesta para todas las enfermedades, padecimientos y males. Se echa mano de ellos incluso para intentar sacar adelante un “corazón roto”. Es indudable que los antibióticos son una de las mejores herramientas con las que la humanidad ha superado los retos que implican nuestras limitaciones biológicas.
El uso excesivo, sin embargo, está provocando que el cuerpo desarrolle bacterias resistentes a ellos.
De acuerdo a Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, el uso de anitbióticos genera una resistencia, consecuencia que casi la mitad de las recetas médicas para su compra resultan innecesarias o inapropiadas.
Para expresarlo con cifras: cada año en Estados Unidos se prescriben alrededor de 47 millones de recetas médicas para el uso de antibióticos innecesarias, provenientes tanto de salas de emergencia como de clínicas hospitalarias, lo que genera que “la prescripción sea una prioridad en materia de salud”.
El primer error que los enfermos cometen es pensar que los antibióticos funcionan para eliminar o disipar las infecciones provocadas por virus como la gripa, los resfriados, dolores de garganta y bronquitis.
De esas 47 millones de recetas inservibles, la mayoría de ellas estaban destinadas a comprar medicamentos para tratar enfermedades respiratorias. Nos da gripa, nos autodiagnosticamos y comenzamos el consumo casi de inmediato.
En realidad ese tipo de medicamentos sólo se dirigen a las infecciones provocadas por bacterias llamadas “superbichos” por algunos medios científicos, las cuales están adquiriendo el poder de la inmunidad y al final ningún medicamento tendrá efecto, aunque la prescripción sea precisa.
De acuerdo a Vox, estos bichos superdotados se han convertido en uno de los principales problemas de salud alrededor del mundo: “matan a miles cada año y los investigadores esperan que sean millones en las décadas venideras”.
Por si fuera poco, los antibióticos también provocan que “expulsemos” la bacteria “buena”, la que nos mantiene sanos en mayor o menor medida.
Otro de los problemas que debe resolverse es la negligencia médica. Por ejemplo, de acuerdo a un artículo publicado en la revista JAMA, un 71 por ciento de los doctores norteamericanos trataron la bronquitis con antibióticos, a pesar de saber que eso no funciona porque es un padecimiento provocado por virus.
Nature también ha advertido sobre los riesgos: en promedio, un niño de Estados Unidos ha recibido entre 10 a 20 tratamientos con ellos al llegar a la edad adulta.
En general, las campañas contra el abuso y uso indebido de estos tratamientos podrían disminuir las cifras excesivas y la proliferación de los “superbichos” que a la larga impedirán que nos curemos del todo.
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