Soy Mario Villicaña Belmonte, empresario, deportista y padre de familia. Vivo en Morelia y me dedico fundamentalmente al ramo de la comercialización de productos frescos, al rubro inmobiliario y al área de marketing deportivo.
En foto: Mario Villicaña Belmonte
La pandemia de la COVID-19 ha resonado por todo el mundo y el reto ha sido repensar no solo el funcionamiento de los sistemas de salud, sino también la estructuración económica global, porque este virus ha visibilizado lo frágiles que somos. Sin embargo, también ha resaltado grandes bondades humanas, una de ellas, la solidaridad.
A muchos mexicanos, la pandemia nos ha afectado. En ese sentido, como empresario he tenido que tomar decisiones difíciles, como la de detener varias de las proyecciones y planes que se tenían pensadas para este año. Sin embargo, cada una de las metas planteadas ha tenido como prioridad el respetar y apoyar a todos los que colaboran conmigo, manteniendo intacto su salario y sus prestaciones, así como cuidar de su salud promoviendo el trabajo desde casa.
Aunque no ha sido nada sencillo, estas medidas nos han permitido salir adelante, pero muchas familias y empresarios mexicanos no han tenido la misma suerte; han tenido que reducir salarios, perder ventas e incluso cerrar negocios que tanto les había costado crear, levantar y mantener. De hecho, varios micronegocios en Michoacán han tenido que cerrar sus puertas definitivamente.
Todo esto es resultado de una crisis que no se avecina, sino que ya estamos viviendo. En estos meses hemos sido testigos de noticias abrumadoras como que México cuenta con una proyección de crecimiento económico de 0.8-1.8%, luego de estar en 1.1-2.1%, la acotación de la inversión privada, la ausencia de una respuesta fiscal contundente, la caída en los precios del petróleo y sobre todo la pérdida de 12.5 millones de trabajos.
Un nuevo comienzo
A pesar de las adversidades y los múltiples retos a los que nos hemos enfrentado los mexicanos recientemente, me parece importante destacar que la pandemia también nos ha mostrado nuevas realidades y ha acentuado bondades. Estando en casa hemos recordado lo que es realmente importante: estar con nuestras familias y reconstruirnos con y por ellas. De hecho, pienso que es un nuevo comienzo, una oportunidad para enfocarnos en lo que vale la pena: la familia, la salud, la comunidad y, a su vez, reconocer la riqueza que tenemos en nuestras tierras y saber administrarla debidamente. Para ello, es fundamental hacer visibles nuestras bondades, nuestra solidaridad y dejar de lado las peleas y divisiones para enfocarnos en crear un futuro mejor frente a una realidad que nos obliga a cambiar.
Estímulos fiscales urgentes
Por la parte económica, me preocupan muchísimo dos puntos. El primero es el hecho de que en general no tengamos la capacidad de adaptarnos a las nuevas reglas y regulaciones. El segundo y más importante, todo el desempleo que esto va a generar. Es preocupante la situación de muchas personas que ya no tienen dinero ni para cubrir sus necesidades básicas, como la alimentación y el transporte.
Por lo tanto, es urgente establecer estímulos fiscales de empleo e inversión, aunque sean temporales, eximir en ciertos casos los pagos de prediales, impuestos sobre nóminas y establecer subsidios a micro y medianas empresas, por lo menos como medida inicial de adaptación. Por ejemplo, en materia de impuestos, es urgente que ese tipo de empresas tengan derecho a un diferimiento de obligaciones.
Está claro que existe una necesidad de apoyos a todos los niveles. Estas son algunas de las ideas que estoy seguro de que podrían ayudar a mejorar el entorno tan complejo que conlleva esta crisis sanitaria, que no sólo se vive en nuestro país, sino en el mundo entero. Es sumamente importante que se incentive el apoyo a los mexicanos que creen en el país, que buscan crecer y aprovechar lo maravilloso de nuestra tierra y de nuestra gente. Tenemos el potencial de aprender de los retos y de hacer verdaderos cambios. Ese potencial está en nuestra gente, está en todos nosotros, los ciudadanos. Por eso, hagamos el cambio.
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