Queridxs lectores, en la colaboración de esta semana me da muchisimo gusto compartirles la dinámica que estaremos realizando en sinergia con la voces de las juventudes de latinoamérica. En este espacio de opinión y a través de una coautoría, en la segunda semana de cada mes, haremos llegar a ustedes las luchas y causas donde las juventudes de América Latina se siguen sumando para construir y consolidar una sociedad de Derechos y de Paz para todxs.
En esta colaboración de co-autoría, me da muchísimo gusto compartirla con un gran amigo: Juan Pablo Hernández Estrada, joven estudiante de la licenciatura de Derecho, líder estudiantil y analista en materia de Derechos Humanos, Desigualdad Social, Política Social y Monetaria.
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Increíblemente, se han ido ya más de 2 semanas desde que una Universidad privada de la Ciudad de México decidió terminar la relación laboral que tenía con Daniela Muñoz, una mujer trans que fungía como docente en la Facultad de Medicina de dicha casa de estudios.
Daniela, es médico general y además cuenta con una maestría en Filosofía Social. Hace unos meses fue obligada a renunciar a su cargo como docente de una prestigiosa universidad privada bajo presión de los directivos, y en esa ocasión, en una violación a sus Derechos Fundamentales, no se le pagó su liquidación, sino hasta 8 meses después que denunció y reclamó.
Es una realidad, desde siempre, lo no convencional incomoda. Siempre que alguien se sale del renglón, en cualquier situación llama la atención de la gente. En una violación a sus Derechos Humanos de libertad ocupacional, libre desarrollo de la personalidad, al principio pro persona, consagrados en los artículos 1 y 5 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los Tratados Internacionales, además de los artículos respectivos contemplados en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer y los estipulados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Universidad, con diversas excusas, fue relegando a Daniela de su trabajo hasta que, en plena pandemia por el COVID-19, decidió poner fin a esa relación laboral que los unía.
Hace 2 años, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó al Estado Mexicano sobre el alto índice de homicidios a personas transexuales en el país.
Hoy en día, el estado parece haber hecho caso omiso a las recomendaciones, pues cada vez existe más violencia de género, la cual se manifiesta en ofensas verbales, físicas, despidos injustificados, sueldos menores, y en el peor de los casos, homicidios.
La transfobia no es un hecho aislado “Todo depende de la sociedad, cultura o nación de la que estemos hablando. Sin embargo, el rechazo y odio a lo diferente ha sido algo que ha caracterizado a la humanidad. La transfobia emerge con diferentes intensidades según la cultura y el tiempo”, nos comenta la Dra. Dani Muñoz en entrevista concedida a sus servidores para esta columna de opinión.
En voz de Daniela y en total concordancia con ella “es importante visibilizar estas problemáticas, es este el paso más importante, porque a partir de esto, se hace patente a los ojos de la sociedad que vivimos realidades diversas bajo opresión y violencia, pero resistimos. Después, debido a que esta sociedad es es amnésica y olvida rápidamente, la generación de memoria social y memoria jurídica son objetivos vitales a alcanzar, porque a partir de esto se logrará garantizar la No Repetición. Memoria y No repetición son los objetivos de toda voz que se levanta”.
Efectivamente, el discurso de odio debe terminar ya. Romper el paradigma que hoy en día vivimos como sociedad es el primer paso para alcanzar esa utopía social que hoy soñamos.
Es cuestión de construir una Paz verdadera, un México para todxs, una sociedad de Derechos.
Si quieres apoyar a que Daniela sea recontratada, puedes firmar la petición dando click AQUÍ.
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*Las columnas de opinión de Cultura Colectiva reflejan sólo el punto de vista del autor.