Todas y todos hemos sido alguna vez como el psicólogo de algún amigo en crisis. Quizá, con muchos esfuerzos y miedo, hemos ayudado a alguien a controlar un ataque de ira, frustración o tristeza. Es ahí donde nos damos cuenta de lo irremplazable y necesaria que es esta profesión en nuestra sociedad, aún más en esta pandemia que transformó y afectó cómo veíamos al mundo.
Este 20 de mayo es día de celebrar a los profesionales dedicados a escuchar y ayudar a quienes necesitan una palabra de aliento ante el duelo, la pérdida del empleo, la ansiedad y la fatiga pandémica. “¿Y eso cómo te hace sentir?”, me preguntaría un terapeuta. Sin duda, como miles de personas, siento un profundo agradecimiento y reconocimiento a la gran labor que realizan por la salud mental de la sociedad.
En el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México nos orgullece trabajar con más de 110 psicólogas y psicólogos que ponen sus mentes, oídos y corazones en las palabras de víctimas del delito, de personas en riesgo suicida, en adultos mayores, niñas, niños, personas que han sufrido violencia.
Ellas y ellos siempre están en nuestro pensamiento. Con su labor, pudimos ser de las pocas instituciones en el país y a nivel internacional que trabajaron por el bienestar emocional gratuito todos los días, las 24 horas.
Por medio de la Línea de Seguridad y en el Chat de Confianza de WhatsApp 55 5533-5533 atendimos a 47 mil 691 personas, en 2020 y 2021. Además, más de 800 personas acudieron a nuestros consultorios en los Centros de Recuperación Emocional.
Las psicólogas y psicólogos son personas que también tienen sus problemas, pero que aun así tienen vocación por la paz mental propia y la de otros. Es difícil citar todos sus nombres, porque todos merecen ser mencionados, pero diré algunos: Eva, por ejemplo, nos ha dicho que con su trabajo para prevenir el suicidio ha podido hacer un homenaje a la vida; Cyrene ha dado respaldo emocional a cualquier persona que siente que su vida se viene abajo; Diana que puede ayudar a dejar en claro que la violencia no es normal.
Si tú estás tomando terapia o tienes un conocido dedicado a esta noble labor, dedícale una felicitación, un aplauso y un reconocimiento. Si aún no te has decidido a pedir ayuda, tienes que recordar que no estás sola o solo, que nunca es tarde y que siempre habrá alguien para escucharte. También a ellas y ellos les escuchamos, les ayudamos y les decimos gracias por estar ahí en todo momento, cuando más hemos necesitado de ustedes.