En la foto: Mariana Boy Tamborrell, Procuradora de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México.
Mientras la atención de los líderes de los gobiernos se encuentra en la gestión de la pandemia y el “aplanamiento” de la curva de contagios, surgió toda una gama de opiniones en medios de comunicación en los que se debaten términos como globalización, vigilancia digital, soberanía, capitalismo, solidaridad y medio ambiente. Globalmente nos preguntamos si la pandemia por COVID-19 que ha recorrido el mundo traerá cambios y en qué dirección.
Hay quienes ven esta como una gran oportunidad de cambio. Por ejemplo, el colectivo “contra el retorno a la normalidad” conformado por artistas y científicos de todo el mundo, entre los que se encuentran directores de cine como Pedro Almodóvar y ganadores de premios Nobel, lanzaron un llamado a los líderes del mundo y a todas las personas para cambiar lo que llamaron el actual desastre ecológico, el consumismo y el cambio climático.
En la foto: Pedro Almodóvar
No obstante, también hay una versión mucho más escéptica y pesimista de intelectuales y periodistas que alegan que después de la pandemia no habrá cambios y en todo caso los problemas sociales, económicos y ambientales se agravarán, puesto que no ha cambiado la naturaleza del hombre ni del sistema económico capitalista insostenible, como no lo cambiaron dos guerras mundiales, ni la gran recesión ocurrida apenas en 2008 cuando colapsó el sistema financiero internacional arrojando una ola de desempleo y crisis por todo el mundo globalizado.
Desde luego, estamos ante un momento de mucha incertidumbre, por lo que más que adelantar una hipótesis sobre el futuro próximo respecto de la atención al medio ambiente, subsiste una especie de consenso que en lo personal me da mucha esperanza. Pienso que hay consenso en al menos tres temas significativos:
Primero.- La emergencia sanitaria por la que atravesamos representa una enorme oportunidad para hacer conciencia sobre los riesgos para la humanidad de seguir afectando los equilibrios naturales, la biodiversidad y continuar causando cambios al clima. El sociólogo norteamericano Jeremy Rifkin señala incluso el peligro de la extinción “del hombre” y el reconocido filósofo y escritor sobre temas ambientales Leonardo Boff, destaca que volver a la normalidad sería autocondenarnos.
Los riesgos de pandemias no son algo nuevo. Sabemos que el coronavirus causante de la enfermedad Covid-19 se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, una enfermedad transmitida por animales a los humanos como lo es la gripe aviar. No obstante, lo relevante es desarrollar nuestra capacidad de adaptación a desastres naturales como pandemias, huracanes o inundaciones, que serán riesgos cada vez más severos y frecuentes para los seres humanos, puesto que hemos alterado la biodiversidad y los equilibrios naturales del planeta.
Y cuando hablamos de afectación de la biodiversidad hablamos de algo mucho más cercano de lo que creemos. No tenemos que voltear a ver sólo al mercado de Wuhan en China o al comercio legal o ilegal de vida silvestre. Los entomólogos coinciden en que hace dos o tres décadas encontrábamos muchos más insectos en la Ciudad de México, de los que encontramos hoy en día y no es casualidad: estamos frente a una extinción masiva, constante y silenciosa de insectos.
Segundo.- También hay consenso en que el sistema económico actual resulta depredador, insostenible e injusto, por lo que casi todas las respuestas o alternativas de solución que se proponen se dirigen casi irremediablemente hacia una economía verde.
Recientemente un grupo de 170 académicos holandeses publicó un manifiesto para el cambio económico post crisis del Covid-19, en el que se propone una economía del decrecimiento. Esto es, sugieren permitir el crecimiento económico únicamente a sectores sustentables que requieren inversión como las energías limpias, la agricultura orgánica y regenerativa, la educación y la salud; mientras que sectores como el petróleo, el gas, la minería o la publicidad, deben decrecer y reducirse radicalmente. Al mismo tiempo, proponen una económica basada de la redistribución, ya sea mediante una renta básica universal y un sistema universal de servicios públicos.
De la misma forma, ha destacado el activismo de ministros del medio ambiente alrededor del mundo, particularmente de la Unión Europea que publicaron una carta manifiesto, en la que solicitan a sus propios gobiernos adoptar un “Green Deal”. Este “acuerdo verde” destaca particularmente porque solicitan que los gigantescos estímulos para la recuperación de la economía que instrumentarán los gobiernos de todo el mundo, favorezcan las actividades más sustentables, es decir, apoyen las inversiones en energía renovable, en transporte verde o en agricultura orgánica, lo que sin lugar a dudas representa una gran oportunidad de invertir con recursos públicos en la transformación de la economía.
Tercero.- Aunque el género de ciencia ficción en la literatura o en el cine, suele retratar los lados más oscuros del hombre en los escenarios apocalípticos, como son el caos o la violencia, hay una constante histórica que demuestra que durante las crisis y emergencias también hacen su aparición la solidaridad, la cooperación y la empatía humanas. Recordemos incluso que en los escenarios más extremos como la primera guerra mundial, surgió un mecanismo cooperativo entre soldados enemigos que no podían comunicarse verbalmente, pero que a disgusto de sus superiores dejaron de dispararse a matar para conservar la vida.
En México también hemos sido testigos de dicha solidaridad espontánea en tiempos de crisis como los desafortunados sismos. Durante la emergencia sanitaria, hemos visto la generación de iniciativas de apoyo psicológico, de seminarios y clases gratuitas organizadas por universidades, de conciertos y formas de entretenimiento transmitidas vía el internet, iniciativas y campañas de apoyo al consumo local, para comprar de despensas, de vecinos que se ofrecen a hacer compras a las personas adultas mayores o de emprendedores que comenzaron a elaborar material médico.
Dichas iniciativas pueden potencializarse con ayuda de plataformas tecnológicas que se ofrecen para financiar, donar o simplemente para hospedar el anuncio de dichas iniciativas ciudadanas. Desde el punto de vista de medio ambiente lo relevante es que se abren ventanas de oportunidad para que la solidaridad que se despierta con una crisis continúe, por ejemplo, para reducir el impacto ambiental de nuestra Ciudad de México en la demanda de recursos naturales y energéticos.