Otra vez, por razones que terminan siendo lo menos importante, decidí cambiar el tema de la columna de esta semana.
Quiero compartirles mi enojo, porque no puedo creer que algunas instituciones consideren que es más importante cumplir con protocolos absurdos, que realizar la labor para la cual fueron creadas: promover el conocimiento a través de la enseñanza.
El ciclo de las clases en línea de esta universidad en particular, integrante de una red de instituciones de educación superior en el mundo, dura seis semanas… subrayo: seis semanas, y más allá de que cada escuela tiene reglas muy particulares, el jueves me topé con una manera obtusa de manejar el calendario de entregas. Me explico: desde que empezó el curso (13 de julio), los comentarios por la presentación de las actividades no ha cesado, que si les “falta”, que si ellos no lo hacen así, que si las auditorías, que si la SEP… total, lo más importante no es que los alumnos aprendan, sino que cumplan con un montón de requisitos absurdos.
El jueves, cuando explotó el asunto, no pude contenerme y le dije al coordinador que en todos mis años como docente, no había tenido que ser “barco” con las entregas. Si hay una fecha límite, se cumple y punto. Pero no; acá los alumnos tienen una semana más a partir del cierre de la actividad, y el trabajo se califica sobre el 8 y así sucesivamente.
Entonces, pregunté, ¿para qué tenemos fechas de entrega? “Es que así se explicó desde la capacitación…”. No sé qué molestó más, si las quejas que lanzaron los alumnos por exigirles que cumplan en tiempo y forma, o la respuesta de tres “docentes” que se lavan la manos y que para ellos dar una clase, aunque sea en línea, solo es cumplir con requisitos, formatos y visto bueno de autoridades externas e internas.
Sentí mucha tristeza, porque sé que esta gente no va a aprender, sino a replicar el modelo educativo que tanto daño le ha hecho a este país, porque esta universidad de medio pelo no entiende que existe un modelo educativo que promueve el pensamiento crítico, la libertad de cátedra y la autogestión.
Y como si fuera poco, al leer a los alumnos rogando porque se reciban sus trabajos, mal hechos y tarde, se me hace un nudo en el estómago. Siempre he recibido críticas por ser una ex alumna de una universidad como la Ibero, siempre escucho comentarios sobre si los chavos que ahí estudian son privilegiados, valegorro, dedicados a desperdiciar su vida… y hoy, reafirmo que eso no es cierto. Es real que en todos lados se cuecen habas, pero también tengo claro que nunca he tenido que lidiar con esta mediocridad con la que me topé en esta institución.
Y para rematar alguien asumió que, porque doy clases, tengo “técnicas de estudio muy elaboradas”. La gente cree que estudiar como nos han “enseñado” es sinónimo de un buen aprendizaje, de éxito académico, pero no. ¿Alguno de ustedes, distinguidos lectores, considera que aprender es memorizar un libro entero sin razonar su contenido? Yo no lo creo.
Para mí, debut y despedida con esta institución; además, me parece que después de lo que les dije no me van a buscar para otro cuatrimestre… y se los agradezco. Quiero tener mi conciencia tranquila y saber que tengo libertad de cátedra; quiero que mis alumnos sepan que si les pido que sean responsables con sus tareas, yo haré lo mismo con el tiempo de clase y los contenidos que les comparto. No puedo con la indolencia de un sistema educativo que solo busca que los alumnos obtengan un número en su récord académico y no algo que los haga trascender.
Y sobre el regreso a clases…
El 22 de julio, para ser exactos, el titular de la Secretaría de Educación Pública informó que “el enfoque pedagógico que pervivirá hacia el futuro será un modelo híbrido, donde esté presente tanto la educación a distancia como la educación presencial”.
Esteban Moctezuma señaló que, en este nuevo modelo híbrido, los maestros son parte esencial e insustituible, pues durante la pandemia se tuvieron que remontar y superar muchos obstáculos, y que gracias a ellos y ellas, “la mayor parte de las alumnas y alumnos, de todos los niveles educativos, siguieron y terminaron con su aprendizaje”.
También le recordó a los secretarios de Educación de todas las entidades del país que “se aplicarán nueve intervenciones o medidas, para asegurar el bienestar de la comunidad escolar en su regreso a clases presenciales, siempre y cuando el semáforo epidemiológico este en verde, y en función de la evolución de la pandemia” en cada estado.
Sin embargo, será hasta hoy, en la conferencia mañanera, que nos enteraremos de cómo se va a desarrollar el ciclo escolar 2020-2021, pues en su aparición en la conferencia que encabeza la titular de la Secretaría del Trabajo, María Luisa Alcalde, Moctezuma Barragán solo dijo que lo que sucederá “es algo que no tiene otro signo que la equidad, porque por todas las vías se va a llegar a la mayoría, a todos los estudiantes de México, incluso a las escuelas más remotas”. En otras palabras, todos los estudiantes, mediante el modelo híbrido que planteado días antes, podrán seguir estudiando… o por lo menos eso es lo que se entiende.
Este anuncio se viene cantando desde el jueves, debido a que a través de WhatsApp, empezó a circular un calendario escolar que, por supuesto, muchos y muchas tomaron como bueno.
Espero, de corazón, que el mensaje que compartan López Obrador y Moctezuma Barragán se lleve la incertidumbre en la que estamos instituciones, docentes, estudiantes, padres y madres.
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*Las columnas de opinión de Cultura Colectiva reflejan sólo el punto de vista del autor.