Por: @citlaguilera
El agua no viene de la llave, llegó de una cuenca hidrológica, un gran contenedor natural en tierra firme, delimitado por las montañas más altas —conocidas como parteaguas — que permiten que se concentren todos los escurrimientos de arroyos y ríos que confluyen y desembocan hacia un lago o el mar.
Por eso es importante saber que cada vez que te vas a cepillar los dientes, te metes a bañar o vas a “hacer del uno” o “del dos”, esa agua no apareció mágicamente en tu grifo, sino que provino de la cuenca próxima de donde vives.
El territorio mexicano cuenta con 757 cuencas hidrológicas, así que, por cuestiones orográficas de nuestro territorio, todos los mexicanos vivimos en alguna de ellas. Ignacio Gonzáles co-coordinador de la Red Mexicana de Cuencas, menciona que las mejor conservadas son aquellas que están dentro de áreas naturales protegidas, no hay industria, son habitadas por grupos indígenas, no hay presas hidroeléctricas o tienen población pequeña dispersa.
La ley de Aguas Nacionales pone de manifiesto que el agua es un bien nacional y coloca a toda cuenca hidrológica como la unidad básica para la gestión de los recursos hídricos incluida su explotación, uso o aprovechamiento.
A todos los sectores poblacionales y económicos nos interesa que el agua se cuide pues es el epicentro de nuestras actividades, tanto, que se considera un Derecho Humano y cobra relevancia la actual situación pues su escasez ya está afectando a cuatro de cada 10 personas en el mundo, según la Organización mundial de la salud (OMS).
Georgina Vidriales, experta en agua y en sistemas de información geográfica, declara que México es uno de los países vulnerables a escases debido a que un poco más del 60 por ciento de los cuerpos de agua está en algún estado crítico ya sea por extracción, contaminación o cambio climático y añade que ya extrajimos más de lo que podemos sacar sobre todo las zonas cercanas a complejos industriales y ciudades grandes como en el caso de la ciudad de México.
Entonces, por un lado, es involucrarnos y asegurarnos de que haya estrategias sustentables de manejo del agua en nuestro municipio. Por ejemplo, informarnos y comprender las implicaciones de los 10 decretos, que desde el 6 de junio de 2018 están vigentes y que elimina las vedas de casi 300 cuencas hidrológicas de México (55% de lagos y ríos del país), esto quiere decir que se quita el candado para que se pueda aprovechar y extraer agua y se otorguen concesiones a particulares.
Y por el otro lado —y no menos importante — es reflexionar y cuestionarnos sobre nuestras acciones cotidianas sobre el uso y manejo que hacemos del agua a nivel personal y comunitario.
El indicador conocido como huella hídrica (HH) fue creado por el investigador neerlandés, Arjen Hoekstra, el cual cuantifica el agua que consumimos y contaminamos al hacer un producto, a lo largo de toda la cadena de suministro.
Por ejemplo, para la ropa que vestimos, generalmente no pensamos en cuánta agua se necesitó para regar el cultivo de algodón, ni cuánta fue la necesaria para fabricar la tela y teñirla, ni mucho menos en los ríos, lagos y mares que terminaron contaminados. Según la Water footprint Network, para que nos vistamos con un pantalón de mezclilla azul, una playera de algodón y unos zapatos de piel, se consumieron aproximadamente 13 mil litros de agua.
El Fondo Mundial para la Naturaleza, declara que México es el 11º país con mayor HH de producción en el mundo. La producción agrícola es el componente mayoritario, seguido del sector pecuario (pastoreo y producción), juntos representan el 91% del gasto nacional de agua.
Frente a todos estos datos desalentadores nos toca ser ciudadanos informados y proactivos al mismo tiempo que consumidores conscientes y responsables.
Se necesita voluntad política en los tres niveles de gobierno –junto a la participación de las organizaciones de la sociedad civil que trabajan ya en los territorios regionales y locales para así lograr una gestión integral de su manejo y uso ahora que sabemos que el agua no viene de la llave…
***Citlali Aguilera es Bióloga y comunicadora de ciencia, ambiente y cambio climático.
Facebook, Twitter e Instagram: @citlaguilera
__________________________________________
*Las columnas de opinión de Cultura Colectiva reflejan sólo el punto de vista del autor.