Por: Joanna Pirod /TuMoney
En un abrir y cerrar de ojos se fueron los meses y hoy despertamos en agosto pero justo ayer fue marzo y no sabemos ni cuándo pasó tanto tiempo.
Nadie, absolutamente nadie, sabía lo que implicaría escuchar el famoso dilema del Vive Latino y que si era seguro (o no) ir. La realidad es que tuvimos que guardarnos en nuestras casas y esperar. Solo esperar.
Lo que realmente daba miedo entonces era la incertidumbre: uno no tiene miedo a algo en específico, le teme a lo desconocido, a no saber dónde está parado y qué tiene que hacer para enfrentarlo, como sucede en las películas de terror, donde da mucho más miedo la sombra desconocida que se asoma sigilosamente, que ver el monstruo de frente, porque si así fuera el caso, se ve, se reconoce y se enfrenta.
Suena fácil pero por primera vez en la historia de la humanidad todo el mundo está pasando por lo mismo: la incertidumbre, la crisis económica global y la esperanza de encontrar una vacuna que por fin restablezca un poco el orden mundial que teníamos antes de la pandemia. Hemos encontrado puntos en común entre nuestros conocidos y amigos donde la falta de trabajo y dinero es evidente y la colaboración entre personas es indispensable para poder salir adelante. La creatividad se volvió parte de nuestra supervivencia, porque si uno no sabe reinventarse y adaptarse, está destinado a fracasar.
El otro día escuché a alguien decir: “Hay dos tipos de personas en esta crisis: las que se hicieron más chicas y las que crecieron.” Esto es real y no sólo aplica a lo sucedido por el virus que nos afectó a todos. Aplica para la vida en general y a los constantes retos a los que nos tendremos que enfrentar durante toda nuestra vida. Uno puede elegir darle mil vueltas al asunto y preguntarse qué hizo para merecer tal tragedia o uno puede decidir meditar y preguntarse: ¿Qué me está queriendo enseñar esto?
Recuerdo que cuando era pequeña no me gustaba ir a la escuela. No le encontraba sentido, no me entendía con los maestros y definitivamente no me gustaba el modelo educativo de memorizar en vez de aprender. Existieron muchas ocasiones donde hacía lo imposible por no ir o inventar que me sentía mal para que me regresaran a mi casa. Sorprendentemente por la tarde recibía llamadas de mis compañeros de clase para preguntarme si estaba bien y cuándo iba a volver. De manera contraria, había compañeros que podían faltar a la escuela por días debido a una enfermedad real y muchas veces nadie se daba cuenta de su ausencia. Ahí fue cuando entendí la diferencia entre la gente que viene a dar, a aportar y a cambiar al mundo, de las que sólo vienen a pasar lista.
Esto que suena pendejo y profundo al mismo tiempo puede ser lo que tú decidas también.
¿Qué tipo de persona quieres ser durante cualquier crisis?, ¿Qué vienes a aportar?, ¿Qué has aprendido durante este tiempo?, ¿Qué te ha hecho conocer de tí que no sabías antes?, ¿Cómo has ayudado a quienes más lo necesitan?, ¿Cómo has colaborado para hacer crecer tu barrio, tu colonia o tu comunidad?, ¿Qué dejarías aquí si te fueras?
Todos los días nos despertamos y decidimos esto entonces…
¿Vas a venir a pasar lista o vas a venir a aprender algo?
__________________________________________
*Las columnas de opinión de Cultura Colectiva reflejan sólo el punto de vista del autor.