El nacimiento del volcán Paricutín en Michoacán implicó la total desaparición de 2 pueblos aledaños. A pesar de que estos dos pueblos se borraran el mapa, permanece una iglesia que sobrevivió a la erupción y la tienes que conocer.
Hay mil formas de conocer una historia, a pesar de que no todas aparecen en los libros, la mayoría son contadas de generación en generación o recorriendo las calles que formaron parte del escenario del hecho. Ese es el caso de la historia del volcán Paricutín.
Pocos, o más bien nadie, son los afortunados que tienen la posibilidad de ver un volcán emerger, el suertudo de esta historia lleva el nombre de Dionisio. El 20 de febrero de 1943 ocurrió un hecho inesperado y que definitivamente cambiaría la vida de los habitantes de San Juan Parangaricutiro, Michoacán, el nacimiento de un volcán.
Esta es una historia que puedes encontrar escrita, pero nada como el sazón que dan los relatos cuando los escuchas de voz a voz. Los que aún se acuerdan de este suceso cuentan que un día común y corriente, o al menos parecía ser así, Dionisio Pulido se encontraba trabajando en el campo que ya era costumbre, cuando de repente la tierra comenzó a temblar justo bajo sus pies, la vibración era completamente inusual y poco a poco la tierra se comenzó a abrir.
No nos gustaría estar en los zapatos de Dionisio que justo después de que la tierra se comenzara a abrir, vio como se liberaban vapores y chispas de este agujero. Claro que de inmediato se echó a correr para advertir a los habitantes de Paricutín sobre lo que estaba pasando. Nadie imaginó que se tratara del nacimiento del volcán más joven del mundo y el que hoy en día se considera una de las 7 maravillas naturales de todo el mundo.
Al día siguiente de todo lo que Dionisio había visto y presenciado, ya había emergido un cono de piedra de 10 metros de alto, después de una semana ya tenía una altura de 140 metros y un año más tarde ya alcanzaba los 225 metros de altura.
El volcán siguió en erupción otros 9 años y fue hasta 1952 que alcanzó una altura de nada más y nada menos que 410 metros. La lava se extendió 11 kilómetros y con el paso del tiempo dejó prácticamente enterrado el poblado de Paricutín y la mayor parte de San Juan Parangaricutiro, que hoy en día se conoce como San Juan Quemado.
Las familias que habitaban ambos pueblos se vieron en la necesidad de establecerse en otros pueblos cercanos como Uruapan y Angahuan. Sin embargo, toda esta lava no logró sepultar por completo la iglesia del Señor de los Milagros, esta construcción data del siglo XVlll y sigue viva conservando intacta la parte frontal de una de sus torres.
Hoy en día miles de turistas visitan a esta iglesia que en su interior está llena de santos, cruces y flores que los habitantes ponen como ofrenda. Para conocer este lugar tan emblemático y lleno de historia , te recomendamos que llegues a Angahuan, la población más cercana y cuando estés ahí contrates un guía que te lleve hasta ese punto.
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