Científicos investigan esta especie de abejas carroñeras que comen carne de animales muertos y tienen intestinos ácidos.
Quinn McFrederick / UCR
Las abejas son uno de los elementos del reino animal más importantes del ecosistema , pero algunas de sus especies son... escabrosas. Es el caso de las Trigona necrophaga, mejor conocidas como "abejas buitre" por su gusto por la carne putrefacta.
No es una broma: de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California Riverside (UCR), esta especie evolucionó para desarrollar un “diente extra” que les permite morder y consumir carne, lo cual las convierte en las primeras abejas carnívoras registradas.
Pero ahí no terminan las sorpresas. Las abejas buitre tienen intestinos llenos de “bacterias amantes de los ácidos” que sus parientes veganas no tienen, de acuerdo con Quinn McFrederick, entomóloga de la UCR.
“Estas bacterias son similares a las que se encuentran en los buitres reales, así como en las hienas y otros animales que se alimentan de carroña, presumiblemente para ayudar a protegerlos de los patógenos que aparecen en la carne”, explicó la doctora McFrederick, coautora de la investigación.
A diferencia de los humanos, cuya alimentación ha modificado nuestro sistema digestivo en los últimos 80 millones de años, las abejas melíferas, los abejorros y las abejas sin aguijón siguen teniendo los mismos cinco tipos de microbios que les ayudan a digerir el polen desde el inicio de su vida en la Tierra. La Trigona necrophaga evolucionó para generar una bacteria que le ayudará a consumir alimentos no producidos por plantas.
“Es una locura para mí que una abeja pueda comer cadáveres. Podríamos enfermarnos debido a que todos los microbios en la carne compiten entre sí y liberan toxinas que son muy malas para nosotros ”, dijo Jessica Maccaro, estudiante de doctorado en entomología de la UCR.
Una de las bacterias presentes en las abejas buitres es Lactobacillus, que se encuentra en muchos alimentos fermentados de los humanos, como la masa madre. También se encontró que albergaban Carnobacterium, que está asociado con la digestión de la carne.
Lo más extraño es que, pese a los gustos carroñeros de la Trigona necrophaga, la miel que producen es dulce y comestible.
“Almacenan la carne en cámaras especiales que se sellan durante dos semanas antes de acceder a ella, y estas cámaras están separadas de donde se almacena la miel”, dijo Maccaro.
Los científicos tienen la hipótesis de que este paso evolutivo se dio por la intensa competencia por el néctar que existe en la zona donde habitan, en Costa Rica, y pese a ser carnívoras no son un peligro inmediato para los humanos dado que no tienen aguijón.
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