Damos por sentado que ante los gigantes tecnológicos, políticos o económicos no hay nada que se pueda hacer para vencerlos o reclamar nuestros derechos. Nos llegamos a sentir tan opacados y débiles ante quienes gobiernan el mundo que creemos que no hay poder que los tambalee de ese pedestal inalcanzable en el que viven. Así vemos pasar injusticias o situaciones que por falta de valentía quedan impunes. Sin embargo, los gigantes tienen sus puntos débiles (como el famoso talón de Aquiles de la mitología griega) y su misma confianza en su poder es la que los condena en determinadas ocasiones.
A menos que se trate de una demanda ridícula o que no tenga elementos para proceder, como aquella del ciudadano Timothy Dumouchel que quería demandar a una compañía televisiva por ser la “responsable” del sobrepeso de su esposa; «Creo que la razón por la que fumo y bebo a diario y por la que mi mujer sufre sobrepeso es porque vemos la televisión a diario desde hace cuatro años», dijo. Cualquier ciudadano puede interponer un alegato judicial contra una compañía poderosa si tiene los elementos para ello a su favor.
Ulrich Richter, polémico abogado mexicano que cuenta entre sus clientes a personajes como el expresidente de México Carlos Salinas de Gortari, un día quiso saber lo que se decía sobre él en internet. Tecleó su nombre y en un blog alojado en Google, descubrió una información sin fundamentos que lo acusaba de lavado de dinero. Entonces Richter solicitó al gigante tecnológico que eliminara su nombre por medio de una carta dirigida a su entonces director Lino Cattaruzzi.
Al no haber respuesta, Richter puso en advertencia a las autoridades mexicanas y finalmente puso una demanda ante un tribunal de justicia en contra de Google Inc., Google México y Cattaruzzi acusándolos de daño moral. Los jueces dieron la razón al abogado, por lo que este caso se convierte en el primero en que una persona consigue que un tribunal mexicano cite a juicio a Google, a pesar de que la empresa ha alegado no tener oficinas físicas en México y que todo pleito legal debe resolverse con los tribunales de los Estados Unidos.
«Respetuosos de la ley, confiamos en que los tribunales mexicanos resolverán el caso de origen con estricto apego a derecho», ha declarado Google en un comunicado. La enseñanza sobre el caso Richter es muy sencilla y el mismo abogado lo declaró al diario español El País: «¿Quieres saber qué dicen de ti? Búscate en Google». Al teclear en Google el nombre del abogado, el primer resultado arrojado por el buscador es precisamente el polémico blog al que alude Richter, que lo acusa de lavado de dinero haciendo uso de un lenguaje burlón y ácido.
Por el momento no hay ganador ni perdedor, Google se tendrá que presentar a juicio en la primavera de este año, pero la lección del caso abre una puerta importante para que los ciudadanos pongamos atención en que el reclamo de nuestros derechos, cuando se tienen los elementos adecuados, es posible para evitar que pase por encima de nosotros. Aunque se trate del medio más grande o el político más influyente, la fuerza para actuar siempre estará basada en la verdad. Estar informado respecto a lo que se dice sobre cada uno de nosotros, no sólo en internet sino incluso en nuestros círculos más cercano de amistades, nos permitirá actuar de la manera más precisa para tener el control sobre nuestra vida.
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