¿Estás realmente muerto?
Te sientes tranquilo. Finalmente todo terminó y ahora estás en un lugar a salvo con tus amigos y las mascotas que perdiste a lo largo de tu vida. Como fuiste criado católico, miras en el paraíso a todas las personas felices, mientras Dios y su hijo observan complacidos que tengan a los individuos que merecían ir al cielo, libres de todo pecado. Tu corazón ya no late. Has dejado de respirar. De pronto, te despiertas y no ves nada. Estás recostado en una caja de madera en la que casi no te puedes mover. Tus órganos regresan a la normalidad y comienzas a gritar por ayuda:
No estabas realmente muerto.
Esta situación es más común de lo que parece. Hace menos de un año, en Honduras, una joven de apenas 16 años que había colapsado en su hogar, fue llevada al hospital sin pulso cardiaco ni respiración, por lo que fue pronunciada muerta. La chica estaba embarazada de tres meses y acababa de casarse. Destrozado, su marido comenzó los preparativos para su funeral. La joven fue puesta en un ataúd y enterrada con concreto. Al día siguiente, el hombre fue a visitar su tumba y comenzó a escuchar gritos y golpes desde abajo. La mujer seguía con vida, pero cuando lograron llegar hasta ella, ya había muerto, esta vez los médicos estaban más que seguros.
¿Qué sucedió? Si la mujer ya no respiraba ni mostraba signos vitales, ¿cómo es que recuperó la vida de la nada después del proceso funerario?
La respuesta es aterradora: los médicos no saben realmente cuando alguien está muerto en su totalidad… y la ciencia tampoco. Así que, si un día sufres un accidente o un ataque, es posible que tu cerebro continúe generando actividad, incluso motivando a que el cuerpo súbitamente regrese a la normalidad.
Volver de la vida
¿Recuerdas cómo en las antiguas películas de terror, o en los cuentos sobre cementerios algunos cadáveres aparecen fuera de sus tumbas, movidos o incluso en posiciones perturbadoras? Esos escenarios fueron inspirados por gente que fue enterrada aún con vida antes de que las prácticas funerarias fueran más estrictas. Es decir, en el pasado era más común que alguien fuera declarado muerto y que haya “resucitado” e intentado escapar de su tumba antes de fallecer por completo.
De acuerdo con las ideas celtas de la Antigüedad, se comenzó a poner clavos en los ataúdes para evitar que espíritus malignos (en forma de dobles) salieran de éstos. Se temía que un muerto volviera a la vida como un espíritu errante, pero en realidad, era desconcertante la idea de que muchas personas súbitamente recobraran el pulso y la respiración para continuar su vida.
Durante mucho tiempo se creyó que cuando el corazón deja de funcionar y no existe respiración la vida de una persona ha llegado a su fin. Sin embargo, tal como afirma una investigación de la BBC, no se sabe precisamente cuando la vida se ha terminado definitivamente. A mediados del siglo XX se comenzó a creer que no existía una muerte definitiva, sino hasta que el cerebro dejarse de mandar pulsos eléctricos, ya que las observaciones de los expertos concluyeron que cuando alguien deja de respirar o de circular sangre, aún existe actividad cerebral, como si estuviese en un sueño profundo, lo cual podría explicar la reacción de algunas personas cuando son declaradas muertas por algunos minutos.
¿Cuándo sabremos?
Según indica el reporte de la BBC, algunos hospitales ya analizan el comportamiento del cerebro después de que se va el pulso cardiaco y la respiración. Se usan dispositivos para rastrear ondas o cualquier tipo de actividad, para saber si la persona aún continúa con vida dentro de su mente, o si ya falleció. Un artículo de The Guardian sugiere que el fallecimiento no es certero hasta que el cuerpo comienza a descomponerse. Una vez que eso sucede, el cuerpo pasa a otra fase en la que se prepara para integrarse de nuevo en la naturaleza.
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Suena aterradora la idea de despertar súbitamente dentro de un ataúd sin saber realmente lo que sucedió. Sin embargo, si no se analizan con precisión todos los signos vitales, incluyendo los del cerebro, siempre existirá la posibilidad de que pase. Lo más relevante de lo anterior es que la actividad mental postmortem podría explicar finalmente las ideas de después de la muerte, ya que se explicarían como simples sueños, relevando así que no existe otra vida más allá de la que vivimos en esta Tierra.
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Referencias
BBC
DailyMail
The Independent