Pocas sociedades en el mundo tienen una mayor desconfianza en su gobierno que la norteamericana. Prueba de esto son las numerosas teorías de conspiración que constantemente cuestionan las versiones oficiales: se asegura que en el Área 51 se experimenta con extraterrestres, que la NASA nunca llegó a la Luna, que la CIA creó al VIH para eliminar a los negros y homosexuales, y que el 11 de septiembre fue organizado por las altas cúpulas norteamericanas.
En la mayoría de las ocasiones estas teorías no tienen ninguna consecuencia en el mundo real, pero en los últimos años una ha provocado alertas sanitarias. Varios grupos estadounidenses rechazan a las vacunas al argumentar que influyen en el desarrollo de autismo en los niños. En el 2000, el sarampión fue declarado erradicado de Estados Unidos, no obstante, en el 2013 se reportaron numerosos casos de esta enfermedad; la situación llegó a un extremo el año pasado cuando se registró la primera muerte por sarampión en doce años. Las autoridades médicas no tienen duda de que este nuevo brote surgió gracias a las personas que optaron por no vacunar a sus hijos.
Prácticamente no hay ninguna prueba científica que compruebe la relación entre las vacunas y el autismo, pero en la década de los ochenta hubo un rumor alrededor de un videojuego que tenía bastante sustento en la realidad. La leyenda cuenta que en 1981, un arcade llamado Polybius fue instalado en Portland, Oregón. El juego significaba una revolución para su época gracias a sus colores vivos y abundantes efectos luminosos. Gracias a estas innovaciones, el juego se hizo sumamente popular y al poco tiempo había largas filas de niños que tenían la intención de probar la novedad tecnológica.
Pero la primicia se convirtió en pesadilla, los jugadores reportaron que las imágenes contenían mensajes subliminales que les provocaban mareos, tics nerviosos, pérdida de memoria, alucinaciones, ataques epilépticos y terrores nocturnos. Por si fuera poco, reportaron que existían frases que incitaban al suicidio, tales como “kill yourself”, “no thought”, “conform” y “surrender”.
La situación se salió de control cuando se reportó el caso de la muerte de un joven por un ataque al corazón. Debido a esta razón, misteriosos hombres de negro fueron vistos en numerosas ocasiones en los lugares donde se encontraba este videojuego y realizaban una serie de preguntas. De la noche a la mañana, el arcade desapareció, dejando una serie de preguntas.
Esta historia fue conocida por primera vez debido a la entrada de un blog, escrita por Steven Roach; ahí aseguró que años antes fue comisionado por una compañía Sudamericana para construir un videojuego. El estreno fue limitado a pocos lugares, pero cuando varias personas comenzaron a enfermarse, la retiraron del mercado.
La historia parece tomar sentido cuando se toma en cuenta que un hombre con el nombre de Steven Roach trabajó en programas de modificación de conducta. En sus investigaciones realizaba un cambio en la educación de un niño para obtener los resultados deseados, pero nada estaba relacionado con videojuegos. Al final, el programa fue cancelado por prácticas abusivas y este hombre tuvo que huir de la justicia.
Los creyentes en esta historia señalaron que el proyecto MK Ultra comprobaba la existencia de esta arcade. Éste fue un programa ilegal ideado por el gobierno de Estados Unidos que tenía la intención de controlar la mente y utilizaba drogas, químicos, hipnosis, abuso verbal y sexual, así como varias formas de tortura. El plan tuvo su origen con la operación Paperclip, que llevó a cientos de científicos alemanes nazi a trabajar con las autoridades estadounidenses.
Ante estos hechos, muchos aseguraron que Polybius era una herramienta del gobierno de Estados Unidos para poner a prueba la agilidad mental de los soldados o para controlar la mente de los ciudadanos, pero cuando se analizan los datos más de cerca se pueden ver los problemas de esta teoría.
Es un hecho que en una semana tres niños enfermaron por jugar videojuegos en el área de Portland. Michel López tuvo la primera migraña de su vida jugando “Tempest”; Brian Mauro, de doce años, enfermó después de una sesión de 28 horas de juego y Jeff Dailey, de dieciocho años, murió de un ataque cardíaco después de intentar establecer el récord mundial de “Berserk”.
Lo que también es verdad es que agentes del FBI visitaron en la época diversas arcades de Portland, pero lo que investigaban era una serie de tráfico de drogas y apuestas en el área, no reportes de un misterioso videojuego que enfermaba a los jóvenes.
Todo parece indicar que se trata de una broma sumamente elaborada con tintes de realidad que parecen sacados de una película de ficción. Tal vez el nombre Polybius (Polibio en inglés) no es coincidencia y sea una llamada de atención a seguir el ejemplo del historiador griego que utilizó información de primera mano para crear su historia.
Las controversias alrededor de los videojuegos parecen no tener fin, recientemente se publicó un estudio donde se acusaba a un juego de propiciar conductas machistas. Sea o no verdad, la historia de Polybius nos enseña mucho más sobre el mundo real de lo que nos gustaría aceptar.
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Referencia:
Eurogamer