Internet te vigila cada vez que haces una búsqueda.
El Big Data se encarga de recopilar ese rastro que dejas en línea y hacer una especie de expediente de tus hábitos. Es por ello que esta herramienta prácticamente te tiene catalogado, registrado y fichado. Sabe qué tipo de música escuchas, cuáles son tus grupos musicales preferidos, conoce tus interacciones en redes sociales e incluso conoce cuáles son las escenas porno que más te deleitan.
Sí, el Big Data también ha revolucionado la industria pornográfica, una de las que mejor se han sabido adaptar a la evolución de la tecnología: de las cintas de video al DVD y después a los medios digitales donde hoy navega cómodamente. En la actualidad está viviendo otra revolución gracias al papel del Big Data: con base en las búsquedas de los usuarios y ciertas palabras clave, cada página saber qué ofrecer a cada uno de ellos.
Porngram y Sexualitics: ¿qué les gusta más a los consumidores de porno?
El fenómeno ha causado que incluso se lleven a cabo estudios en los propios sitios de pornografía para saber qué buscan los usuarios y las causas de ello. Usando un programa de análisis de datos que lleva por nombre “Porngram”, un equipo interdisciplinario de sociólogos, politólogos y estadísticos conformado por Christophe Prieur, Baptiste Coulmont, Jean-Philippe Cointet, Mathieu Trachman y Antoine Mazières formaron Sexualitics para llevar a cabo lo anterior.
Los sitios pornográficos no sólo están calificados por nombres de actrices y actores, sino por una larga lista de etiquetas que van desde tipos de escena y acrobacias sexuales hasta razas y edades de los protagonistas. Todo ello es recogido con herramientas como “Porngram” para rastrear las preferencias de los usuarios y ofrecerles un contenido selecto cada vez que ingresan a algún sitio.
Los usuarios son vigilados de manera constante y los motores de búsqueda logran obtener una información nutrida acerca de ellos: ubicación, horarios de búsqueda, dispositivos usados para la búsqueda e incluso edades y procedencia. Todo ello, acompañado de las palabras que haya usado para disfrutar del material pornográfico es usado por investigadores como Sexualitics para recopilar información de los usuarios y conocer la causa y los patrones de sus hábitos sexuales.
Un entretenimiento que no decae
Consumir pornografía tiene una larga lista de causas y motivaciones; cualquiera que sea no deja de ser increíble la cantidad de personas que la ven a diario: según estadísticas de Pornhub, uno de los sitios de erotismo adulto más populares del mundo, se registran más de 80 millones de visitas diarias a su portal. Esto nos habla del gran interés que existe por el entretenimiento sexual, una de las industrias que más se enriquecen a diario con su contenido.
¿Cómo es el consumo de pornografía en la actualidad?
Incluso las personas tienen la libertad no sólo de consumir lo que los grandes estudios ofrecen, sino de incursionar activamente subiendo sus videos caseros: el portal antes referido afirma que en 2017 los usuarios de la plataforma subieron 810 mil videos amateurs. Hablamos de una tendencia no sólo a ver sino a ser protagonistas de sus propias historias. Sin duda, la pornografía facilita a su público no sólo las búsquedas al darles un feed de tendencias sino al abrirles un espacio con un rol protagónico. Como decíamos, la industria para adultos ha sabido explotar aquellos espacios y oportunidades para favorecer su oferta de productos.
¿Qué buscan los pornoadictos?
Los diez términos más buscados en 2017 fueron anal, masaje, japonés, adolescente, mamá, hermanastra, madrastra, milf (Mother/Mom/Mama I’d Like to Fuck), hentai y lesbiana. Estas tendencias nos hablan sobre lo que al público le estimula más en sus fantasías y les lleva a sentir mayor placer sexual. La pornografía es eso: un juego sobre lo prohibido y exagerado, lo que difícilmente puede ocurrir y en condiciones que sólo habitan en mundos poco probables.
Otro estudioso que se ha preocupado por desentrañar qué significan las búsquedas de los cibernautas y seguidores del porno es Seth Stephens-Davidowitz, autor del libro Everybody Lies. Según sus hallazgos, los hábitos de búsquedas generan un reflejo de los deseos reprimidos que viven las personas. Los usuarios se sienten ‘invulnerables’ cuando hacen una búsqueda en internet, al creer que se hallan en el ‘anonimato’, eso les da la oportunidad de reflejar lo que realmente desean sin temor a ser juzgados.
Además de los datos que Pornhub ofrece en cuanto a preferencias de búsqueda, Seth Stephens-Davidowitz ha hallado, por ejemplo, que son muchos los usuarios, tanto mujeres como hombres, que buscan pornografía homosexual (en este rubro predominan las mujeres que buscan porno lésbico). Los hombres, a diferencia de lo que pudiera pensarse, se sienten atraídos por las actrices con sobrepeso en lugar de aquellas que tienen cuerpos esbeltos y que supuestamente representan el canon de belleza en el presente.
“Creo sinceramente que hay una gran cantidad de hombres que se sienten más atraídos por mujeres con sobrepeso, pero acaban saliendo con mujeres delgadas para obtener el reconocimiento de su contexto”, afirma Stephens-Davidowitz.
El Big Data no miente, contrario a las personas, quienes pueden jugar con el factor emocional y social para favorecerse y guardar ciertas apariencias. Mientras en la vida real muchos se ponen una máscara para que sus deseos pasen inadvertidos, en el mundo digital la verdad es desnudada y almacenada para seguir alimentando fantasías.