Incluso antes de que el feminismo fuese concebido como esa postura que toda mujer debe asumir para ser completamente libre, en un modesto laboratorio francés, Marie Curie no sólo estaba revolucionando la ciencia con sus investigaciones sobre la radiactividad, mismos que le valieron un par de premios Nobel en 1903 y 1911 ─convirtiéndose además en la primera mujer en ser reconocida con esta presea─, también era pionera en apoyar uno de los movimientos más influyentes del siglo XX.
Más allá de su privilegiada posición en el panteón de la ciencia, Curie comparte junto con otras mujeres esa especie de resignificación de su figura y no es para menos: la valentía que mostró al dedicarse a un campo en el que pocas mujeres se habían atrevido a entrar como lo hizo ella, llevando sus ideales hasta, literalmente, la muerte.
Vivió con fuerza y trabajó con pasión por lo que amaba. Se empoderó y gracias a esa bendita terquedad, por llamarla de alguna manera, es que hoy es posible la separación y aislamiento de isótopos radiactivos ─práctica de vital importancia en la mayoría de las plantas nucleares del mundo─ y no sólo eso, sino que de no ser por ella, elementos como el polonio y el radio ni siquiera existirían en la tabla periódica.
Como símbolo de liberación femenina y mujer de ciencia, es comprensible que aquellas frases con las que la recordamos hablen sí, de descubrimientos científicos y avances tecnológicos, sin embargo, incluso de temas tan duros como estos se puede apreciar esa sensibilidad de quien empatiza con su género en pos de una reivindicación que siempre ha sido totalmente necersaria.
«A menudo me han preguntado, sobre todo por las mujeres, de cómo podía conciliar la vida familiar con una carrera científica. Bueno, no ha sido fácil».
«No hay que temer nada en la vida, sólo hay cosas que entender. Ahora es el momento de comprender más para que podamos temer menos».
«El día que el hombre se dé cuenta de sus profundas equivocaciones, habrá terminado el progreso de la ciencia».
«Ten menos curiosidad por la gente y más curiosidad por las ideas».
«La vida no es fácil, para ninguno de nosotros ¡Pero qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo».
«La humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo de una tarea sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio».
«Usted no puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno de nosotros debe trabajar para su propia mejora».
«Las mentiras son muy difíciles de matar, pero una mentira que atribuye a un hombre lo que en realidad era el trabajo de una mujer tiene más vidas que un gato».
«Nunca me fijo en lo que ya se ha hecho, sólo en lo que aún queda por hacer».
«No tengo vestidos, excepto el que me pongo todos los días. Si usted va a ser tan amable de darme uno, por favor, que sea práctico y oscuro, así me lo pueda poner después de ir al laboratorio».
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Al igual que muchas mujeres a lo largo de la historia, sin saberlo, Curie se ha convertido en un símbolo de liberación que debe estar presente en la mente no sólo de las mujeres, sino de toda persona que crea en la justicia como una necesidad que se otorga a todas las personas sin excepción alguna.