La diferencia de la ciencia con respecto a los demás tipos de saberes, es que nunca está finita.
Una vez que se tiene una idea desarrollada con imaginación, se contrasta con la realidad para saber cuánto de ella puede explicar. Si el primer planteamiento es insuficiente para dar respuestas satisfactorias, se intenta mejorar y corregir, pero si no tiene más alcance, entonces tal teoría se desecha sobre la base de una que funciona mejor para comprender un fenómeno determinado.
En el siglo III a. C., la humanidad admiraba con intriga a los astros que componían el cielo y trataba de satisfacer su curiosidad buscando las explicaciones sobre la naturaleza de todo lo que ocurría a su alrededor. En las mañanas, el sol pintaba de luz la península y conforme avanzaba el día, dejaba tras de sí un tono dorado en el Mediterráneo. Las sombras caminaban de un lado a otro y a pesar de que los hombres de entonces eran inteligentes y tenían conocimientos en astronomía y matemáticas, sólo veían al Sol salir cada mañana desde las inhóspitas tierras del Oriente y ponerse a sus espaldas.
Eratóstenes de Alejandría se preguntó por qué las sombras proyectadas en el suelo cambiaban su inclinación durante el paso del día. Para satisfacer su curiosidad, decidió enterrar un palo de madera para analizar cómo variaba su sombra según el recorrido del Sol, hasta que llegaba un punto en verano en que la sombra desaparecía y el astro solar estaba justamente arriba de sus cabezas. Se preguntó si el mismo fenómeno se repetía de igual manera en otras latitudes y contrató a un ayudante para que marchara a Siena, a 800 kilómetros de distancia, con el objetivo de medir a la misma hora del día el fenómeno.
“Aunque nunca lo supo con certeza, Eratóstenes fue el primer hombre no sólo en descubrir que su mundo tenía una forma esférica, sino en calcular con éxito y un rango de error aceptable para la época el tamaño de la Tierra”.
Para su sorpresa, mientras en Siena la sombra desaparecía cerca del mediodía, en Alejandría se proyectaba una sombra a la misma hora del día. Después de razonar con los datos que obtuvo y una serie de cálculos trigonométricos, afirmó que para que la proyección de las sombras fuera de tal manera, la forma de la Tierra no podía ser otra más que esférica.
Aunque nunca lo supo con certeza, Eratóstenes fue el primer hombre no sólo en descubrir que su mundo tenía una forma esférica, sino en calcular con éxito y un rango de error aceptable para la época, sin ningún instrumento más que sus manos, las matemáticas y mucha imaginación, el tamaño de la Tierra.
La Flat Earth Society es un grupo de personas que tiene en común la misión de defender la teoría de que la Tierra es plana. La existencia de tal organización podría pasar por un mero hecho anecdótico relativo al oscurantismo de la Edad Media; sin embargo, la inspiración del grupo se encuentra en un libro de Samuel Birley Rowbotham, un pseudocientífico inglés que combinó leyendas bíblicas con influencias matemáticas del siglo XVIII en su célebre publicación “Astronomía Zetetica”. Rowbotham estaba tan convencido de que la Tierra era plana que recorrió Inglaterra afirmando que nuestro planeta tenía forma de disco, además de calcular que en los bordes se levantaba una pared de hielo y las estrellas, planetas y el Sol se encontraban a una distancia de 400 millas de la superficie terrestre.
“Además del credo de Rowbotham, la sociedad tomó enseñanzas del holandés John Hampen, un político inglés que escribió distintos tratados cargando contra Isaac Newton y la gravedad, tachándolo de borracho y charlatán”.
La sociedad cobró relevancia a finales del siglo XX y fue refundada en 1956, de la mano de Samuel Shenton, un hombre exreligioso y supuestamente pensador y científico. Además del credo de Rowbotham, tomó enseñanzas del holandés John Hampen, un político inglés que escribió distintos tratados cargando contra Isaac Newton y la ley de gravitación universal, tachándolo de borracho y charlatán por seguir el concepto de redondez de la Tierra. Más tarde, las ideas funcionaron como base para fundar distintas sectas conspiracionistas.
Ante las constantes críticas y el sinfín de pruebas de todo tipo que demuestran la redondez del planeta, la Sociedad se mantiene hermética y acusa a un sector del mundo de querer imponer una visión y conspirar para confundir al resto del mundo sobre la verdadera forma de la Tierra. Las imágenes satelitales, evidencias como el tránsito de los planetas y las estrellas, o el alunizaje del Apollo, la forma esférica de la Luna y los demás astros e incluso la prueba de Eratóstenes son desestimadas por el grupo y tildadas de farsas.
La Flat Earth Society es solamente una muestra de cuán frágil resulta el entendimiento y la inteligencia humana. La sociedad puede defender que la Tierra es plana en un sistema de creencias entendido como tal, de la misma forma que miles de millones de personas creen en un ser superior o un estado de la vida posterior a la muerte; sin embargo, lo inaceptable es tratar de sustentar una creencia en bases científicas que no resisten al más mínimo análisis.
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Si quieres conocer más casos de sectas que mantienen un sistema de creencias fuera de lo común, descubre a los más extraños cultos y religiones que veneran a los extraterrestres. Algunos grandes pensadores de la antigüedad llegaron a conclusiones muy adelantadas para su tiempo a pesar de que sus conocimientos fueron obviados y desestimados por miles de años durante la Edad Media. Conoce cuáles fueron las ideas científicas de la antigüedad desplazadas por la fe.