Con mucha imaginación, estos creadores desinhibidos no han tenido temor en proyectar sus sueños y llevarlos a cabo como propuestas que, como salidas de cuentos, se materializan y hacen realidad. Los niños, en colaboración con arquitectos y diseñadores pueden ser la clave para romper la brecha entre generaciones.
La creatividad es una cualidad que todo ser humano posee, depende las circunstancias y condiciones en las cuales pueda proyectar y desarrollar su potencial creativo, si éste se materializa o por el contrario, se estanca. Una de las características y capacidades humanas que nos permite seguir siendo niños es la capacidad de ser creativos; en esencia, la palabra “creatividad” significa “crecer”; de modo que si para crecer hay que crear, entenderemos que los creadores jóvenes son quienes desde niños entendieron que crear es crecer y dejar de temer es dar rienda suelta a la creatividad.
Nuestra sociedad ha infravalorado a los niños como seres que apenas están en formación y por ello no son tomados en cuenta en las “decisiones serias” del mundo de los adultos. Sin embargo, en la antigüedad, en la sociedad medieval no existía el concepto de niñez como tal, esta noción, del mismo modo que la de educación, ha cambiado a lo largo del tiempo. De algún modo, en nuestra sociedad contemporánea pareciera que los niños se asemejan cada vez más a lo que podríamos llamar “adultos pequeños”; son vistos como adultos en miniatura, sin embargo se trata de una generación inquieta que busca resolver y proponer alternativas a las carencias del presente.
¿Qué sería el mundo sin esos vacíos y carencias que impulsan a la revolución tecnológica? La creatividad parte de una carencia, esta generación, la Z, o iGen (generación net) que ha crecido al calor de la tecnología del nuevo Milenio; pertenece a los consumidores del mundo moderno, para quienes las nuevas tecnologías les resultan no sólo herramientas cotidianas para explorar su creatividad, sino que complementan con ellas su aprendizaje.
Estas propuestas creativas, en colaboración con adultos que hacen viable en la parte técnica sus sueños, son una lección de que los “adultos” tenemos mucho que aprender de los “niños”. Así que si no queremos dejar de ser niños y explotar el potencial que estos espíritus jóvenes nos demuestran, echemos un vistazo a la forma en que han materializado sus sueños.
Elevador y refugio contra la guerra: maqueta de un mundo posible
Este ascensor o refugio refleja con claridad que los niños son agudos observadores de las realidades a las que se enfrentan. Creado por Charlotte Scott de 11 años y construido por Erin Dickson en la fábrica-laboratorio de Sunderland, es una idea provocadora que buscó fundar una alternativa para aquellos que viven en situaciones de guerra y riesgo. Ponerse a resguardo: “Si quieres ponerte bajo resguardo de la guerra, simplemente necesitas una casa montable en una plataforma a la cual se sube mediante un ascensor par salir de una zona de conflicto y estar en una zona segura”. Como sacado de una película futurista, este ascensor es un invento que recuerda a las estaciones o refugios que se construyen en zonas bélicas, hoy cada vez más comunes en Siria y otras zonas en guerra. Nos demuestra que las generaciones del presente buscan construir un mundo donde reine la paz. ¿Qué mundo estamos construyendo y legando?
Extractor para sacar papas Pringles: diseño y marca
Un proyecto realizado por Georgia Dinsley y llamado por ella misma que resuelve de manera sencilla una necesidad que podría parecer obvia en la vida cotidiana, como poder comer papas Pringles. Todos odiamos cuando quedan las últimas papas en el fondo de un bote, nos engrasamos las manos, las rompemos, y es difícil compartirlas con otros comensales. Este invento, simple como se observa, es un objeto que resuelve una necesidad cotidiana y en colaboración con el diseñador Andy Mattocks, quien ha promovido su venta con la misma compañía de papas para vender los tubos con el dispositivo dentro, aumentando un costo extra. Una idea creativa para alimentar a los diseñadores a colaborar con mentes jóvenes, creativas, y llevar, a las marcas de uso cotidiano, nuevas propuestas al mercado.
Patín del diablo familiar, una máquina de la ingeniería
Es el sueño de todo niño: un patín familiar. Invento de Wendy Ridley, de 9 años, para que todos puedan deslizarse en grupo por el parque. En colaboración con ingenieros ha armado este patín ensamblado que parte de un deseo: hacer una actividad juntos. Los diseñadores han buscado que el ensamblaje sea seguro y ajustable a los diferentes tamaños de los miembros de la familia.
Lámpara que ensombrece: un diseño de viejas y nuevas tecnologías
Este increíble diseño de lámpara que cualquiera quisiera tener en casa para regular la luz, es producto de una mente de 11 años. Layla Amir ha pensado en este diseño como una idea que permite regular la cantidad de luz mediante persianas móviles que giran en diferentes direcciones. Su idea fue tomada por Carl Gregg para diseñar una lámpara que involucra un diseño complejo, con cortes láser, que permite la variabilidad de la luz y un diseño único que seguro muchos diseñadores desearán fabricar.
Paraguas para las catarinas, una artesanía posible
De 5 años, Sofía Carr sueña con un paraguas para las catarinas. Idea que el artista Norman Veitch ha viabilizado mediante el arte del manejo del cristal en el Centro Nacional del Vidrio. Ella ha sido testigo de la posibilidad de materializar un sueño.
Freidora instantánea: máquina disparadora de papas
Como una pistola que dispara papas, esta freidora instantánea soluciona el antojo de todo niño y por qué no, también de los adultos. Isaac Dawson, de 11 años, proyectó una máquina casera que permitiera insertar las papas para ser peladas, cortadas y tiradas directo a una freidora que puede regular tamaños y temperatura. Un invento que Andy Mattocks, diseñador de productos, llevó a cabo con un sistema de compresión de aire. Un invento cotidiano para todo amante de las frituras y que sólo una mente joven pudo imaginar.
Tenedor enfriador: el diseño clave para no quemarse al comer
¿Cuántas veces de niños no nos quemamos con la comida que mamá aseguraba que estaba fría? Ameliya Liddle, de 6 años, decidió poner una alternativa a los deseos de todo niño de dejar de soplar a la comida e imaginó un tenedor con un dispositivo enfriador para la comida. Con esta imagen 3D, el diseño de Ameliya mostró que este concepto puede resolver la necesidad de muchos niños y no tan niños.
Cuerda flotante: un juguete del futuro
Chloe de 6 años sueña que la tecnología resuelva una dificultad: saltar la cuerda. Sabemos que es un ejercicio que todo niño ama e intenta y lo difícil que es coordinar brazos y piernas para los aprendices. Para Chloe esto se resolvería con un sencillo dispositivo que permitiera flotar la cuerda mientras ella salta. El diseño se asemeja a las tablas flotantes que ya abundan en el mercado. No dudemos que este diseño, apenas elaborado en 3D, pueda ser retomado por alguna compañía de juguetes en corto plazo.
Lentes para ver detrás: tecnología de espionaje
Casi como un concepto de juego de espionaje, este invento de Alex Dickens de 11 años, son lentes que permiten mirar detrás de ti al ponérselos. Un invento que sólo podía nacer de todo niño que gusta de colgarse de cabeza en el columpio o jugar a los espías. Bajo un sistema de lentes y espejos, estos lentes no sólo son retomados por diseñadores como una idea creativa y graciosa que permita vigilar cuando mamá está justo detrás de nuestras travesuras.
Una pelota de tenis súper rápida: diseños electrónicos
Estos inventos parten del juego; jugar ha llevado a Kai Rowntree, de 10 años, a inventar un prototipo de pelota de tenis en la cual puede ajustarse la velocidad a la que se mueva: lento o rápido. Generalmente, es una cuestión que se ha resuelto a través de los materiales; sin embargo, la tecnología presente ha permitido pensar en la posibilidad de dispositivos tipo drones que permitan el control electrónico a través de microcontroladores que jueguen con la gravedad. En definitiva se trata de una generación que resuelve por medio de la tecnología las carencias y necesidades de los juegos.
Cepillo de dientes con despachador de pasta: tecnología cotidiana
Tener nuestro cepillo de dientes y olvidar la pasta es algo que a todos nos ha pasado, pero ¿por qué no tener un dispositivo que integre ambos objetos? Cepillo y pasta en uno mismo es una idea que Henry Hughes ha propuesto. Integrando en la agarradera del cepillo un espacio para colocar la pasta y despacharla con sólo un apretón. Este cepillo-dispensador, ha sido una gran idea para los diseñadores de objetos cotidianos que facilitan, de maneras curiosas y creativas nuestra vida.
Con estos inventos, seguro te quedaron ganas de desempolvar los dibujos de tu niñez o tus libretas de apuntes de cuando eras joven y poner manos a la obra. Sabrás que no siempre las ideas más locas son imposibles y para ello, los niños nos dan una gran lección para dejar de temer imaginar y realizar nuestros sueños.
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