El orgasmo es invaluable. No se compra en la tienda, es muy difícil de encontrar en Internet y a veces, ni siquiera basta con trabajar duro para conseguir uno. Desde el punto de vista científico y a pesar del profundo conocimiento del cuerpo humano y su actividad, el placer como respuesta sexual aún es una gran incógnita que apenas hace un par de siglos horrorizaba a la moral victoriana.
Además de la complejidad del cerebro y lo difícil que resulta su estudio con miras a descifrar su funcionamiento y evolución, existe otro órgano igualmente desconocido y aún inexplorado por la ciencia: el clítoris, cuya única función conocida hasta ahora es generar placer a través de las miles de terminaciones nerviosas que posee.
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El clítoris y la evolución
La selección natural no falla. Se encarga de asignar las cualidades óptimas para la vida a través de un intrincado proceso de adaptación, mutación, acierto y error. Ningún ser vivo producto del curso natural de la evolución, posee características inútiles, pues la eficiencia es fundamental en la creación de organismos resistentes a su medio.
Este principio habría de extrañar a científicos y pensadores por igual cuando se referían al orgasmo femenino pues, a diferencia del masculino, no resulta necesario para el sexo. En apariencia, no juega un papel fundamental en la ovulación, el número de descendientes o el éxito de la reproducción. Entonces, ¿cuál es la función del clítoris y el orgasmo femenino?
A partir de la biología evolutiva, la teoría más aceptada en el presente afirma que el orgasmo es un mecanismo que posiblemente, funcionó hace millones de años en los primeros organismos sexuales para desencadenar la ovulación. Tal hecho funciona a la perfección para esbozar una conclusión general sobre la naturaleza del clítoris y el placer; en el pasado, su estimulación resultaba decisiva no sólo para proveer de un encuentro sexual pleno, también –y sobre todo– para asegurar la reproducción y con ella, el fin último de la vida: proveer de descendientes de una especie generación tras generación.
De lo anterior que no resulte descabellado afirmar que el placer es vida. Entonces, ¿por qué no habrías de preocuparte por llevar tu satisfacción al límite y entregarte a una actividad tan sana como deseable una y otra vez? A pesar de las supuestas técnicas como los ejercicios de Kegel masculinos y el uso de estimulantes como la metastina, la respuesta de la ciencia aún no es concluyente; pero su estudio puede sugerir algunas pistas que sirvan de guía para alcanzar el clímax en cada encuentro sexual.
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¿Cómo conseguir un orgasmo?
Según
los Archives of Sexual Behavior, la publicación oficial de la Academia Internacional de Investigación sobre Sexo (IASR por sus siglas en inglés), la diferencia entre los encuentros sexuales que culminan con orgasmos varía entre hombres y mujeres. Dependiendo de sus preferencias, los varones heterosexuales consiguen un orgasmo en el 95 % de las ocasiones, las mujeres logran llegar al clímax únicamente
en el 65 % de los casos. En las parejas homosexuales, el 89 % de los hombres y 86 % de las mujeres experimentan un encuentro satisfactorio.
La misma publicación reunió estadísticamente hábitos y comportamientos de ambos sexos que afirma, hacen la diferencia entre una vida sexual plena y una continua insatisfacción de cara al sexo. Con respecto a las prácticas durante un encuentro que favorecen y facilitan el orgasmo, la fórmula más utilizada por las mujeres para alcanzar el clímax consistió en una sesión sexual que incluya besos apasionados y duraderos, estimulación genital manual, recibir sexo oral y penetración vaginal, todo en el mismo encuentro.
Otras características que las mujeres complacidas con su ejercicio sexual ponen en práctica según la investigación, fueron la habilidad para comunicar lo que desean durante el sexo, elogiar a su pareja por algo que hace bien en la cama, llamar o enviar mensajes provocativos. Utilizar lencería con la que se sienten atractivas e intentar nuevas posiciones. La estimulación anal, la realización de sus fantasías sexuales y practicar el dirty talk también fueron factores que favorecieron la realización plena de su vida sexual.
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Descubre un punto de vista biológico y evolutivo de la actividad más placentera que conocemos como especie luego de leer: “Sexo, la trampa más placentera que jamás ideó la naturaleza”. Conoce más sobre la sexualidad humana y el “Efecto Coolidge: la razón por la que nos excita tener más de una pareja sexual”.
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Referencias:
Archives of Sexual Behavior
The Guardian