México es un país donde la muerte tiene un lugar muy especial en varios sentidos. Desde épocas prehispánicas, los pueblos indígenas rindieron un culto a ella como parte de una transición entre dos mundos: el de la vida y el que existe cuando ésta llega a su final. La llegada de los españoles provocó que esta visión se fusionara con algunas ideas católicas que finalmente desembocaron en la celebración que cada 1 y 2 de noviembre se vive a nivel nacional con el Día de Muertos. Coloridas ofrendas pueden verse por doquier para celebrar la llegada de los muertos desde el Más Allá con el fin de descansar y probar sus alimentos favoritos.
Sin embargo, la muerte encuentra en otro apartado una cara mucho menos festiva y más trágica: la de los muertos que son hallados decapitados, desmembrados o quemados por vínculos con el narcotráfico. Esta realidad es tema de todos los días a lo largo y ancho de México. La justicia no es suficiente o está comprada por el Estado para guardar silencio y seguir escondiendo a los responsables. Muchos cuerpos resultan irreconocibles debido a las severas mutilaciones o las quemaduras graves que presentan y que complican mucho más a los peritos y forenses para descubrir su identidad. Por lo regular, estos cuerpos son sepultados en fosas comunes al no ser reclamados por nadie.
Desde 2004, el perito forense y odontólogo de Ciudad Juárez, Chihuahua, Alejandro Hernández Cárdenas, ha revolucionado el campo de la medicina forense con un hallazgo que puede ser fundamental en la criminalística mundial. Se trata de una sustancia para “revivir “ cadáveres, más propiamente dicho, lo que este químico provoca en los cuerpos es una especie de rehidratación que descubre y recupera de manera fidedigna marcas como lunares, cicatrices o hasta tatuajes y huellas dactilares. De esta manera, el reconocimiento de los cuerpos es mucho más sencillo y rápido para los médicos. Asimismo, este procedimiento ayuda a determinar las verdaderas causas de muerte.
El descubrimiento de este compuesto se dio de manera fortuita, como los grandes hallazgos. En un laboratorio forense conservaba restos de cerdos y dedos humanos en sustancias especiales. Cierto día descubrió que uno de los dedos había vuelto a recuperar su estado casi normal. Alejandro Hernández Cárdenas no podía creer lo que veía. De esa manera había descubierto una sustancia que podría ayudar a reducir los esfuerzos en la identificación de un cadáver. Siguió observando y haciendo pruebas hasta que pudo rehidratar un cuerpo entero cuatro años después.
Alejandro Hernández Cárdenas recibió solicitudes del mismo FBI, la DEA y el Ejército estadounidense para recibir capacitación en el uso de esta sustancia. Su petición incluyó el permiso para usar el químico en casos donde los cuerpos presentan severos daños o un avanzado estado de descomposición que hacen que su reconocimiento sea imposible.
Ciudad Juárez es uno de los territorios donde los crímenes por narcotráfico presentan una de las tasas más elevadas del país. La violencia ha sacudido a esta ciudad fronteriza desde hace una buena cantidad de años (baste recordar la triste época de las llamadas “Muertas de Juárez”, durante la década de 1990) a causa de los grupos del crimen organizado que se han asentado en ella para participar en constantes luchas de poder. Además este territorio es, por desgracia, punto estratégico del comercio ilegal de drogas y seres humanos entre México y Estados Unidos, por lo que la ola de violencia que la azota a veces resulta imparable.
Sabedor de ello y testigo ocular de un sinfín de cuerpos cuya identidad se hacía muy difícil adivinar, Hernández Cárdenas se dio a la tarea de hallar un método que ayudara a los peritos a hacer más efectivo su trabajo y resolver casos que en su mayoría quedaban impunes. Su descubrimiento es único en el mundo y hasta el momento sólo se usa en Chihuahua. Es muy probable que su patente se ponga al servicio de diversos servicios forenses de todo el mundo en un mediano plazo.
Gracias a este invento, no sólo la justicia y los peritos pueden hacer su labor de manera más efectiva, sino que las familias de los fallecidos tienen la posibilidad de reclamar el cuerpo de su familiar y no permanecer en la angustia o la incertidumbre de ignorar su paradero. Es una muestra más de que la ciencia no sólo lleva al mundo a vivir bajo la luz de la modernidad, sino que tiene el privilegio de hacer un bien a la humanidad y lograr que las familias lleven su pena con un poco menos de dolor.
¿Cómo funciona el invento de Alejandro Hernández Cárdenas? Los cuerpos tienen que ser sumergidos en una especie de alberca o jacuzzi rellenas con la fórmula. Una vez que el cadáver entra en contacto con ella, los tejidos muertos comienzan a revitalizarse o hidratarse haciendo aparecer marcas que permiten a los forenses saber la identidad del cadáver. Es posible usar la fórmula antes de que los cuerpos entren a los estados de licuefacción o esqueletización. Más allá de ellos es difícil que se obtengan los resultados esperados y que éstos sean 100 % fidedignos.
Respecto a su invento, Alejandro Hernández Cárdenas menciona en entrevista para el medio RT: «Lamentablemente, las situaciones difíciles obligan a los humanos a buscar mejorías o avances tecnológicos, pero en este caso, la técnica de rehidratación ya la realizábamos en el estado de Chihuahua desde antes. Yo siempre he comentado que mi motivación principal fue ver que había cadáveres que se encontraban en esos fenómenos cadavéricos en los que no lograban identificarlos y eran sepultados en una fosa anónima como desconocidos. Y esto fue antes de la violencia por el enfrentamiento entre cárteles de la delincuencia organizada».
Muchos muertos dejarán de irse en el anonimato. Muchas familias encontrarán una relativa paz al saber lo que fue de su hija, hijo, padre, madre, esposa o marido. Muchas razones hay para lamentar que la muerte asalte por sorpresa a cientos todos los días. Sólo los interesados en hacer justicia son capaces de ponerse en la piel de los difuntos y hacer algo para que su destino sea un poco menos oscuro.
El final de la vida resulta uno de los enigmas más oscuros que atenazan a los seres humanos. Todo lo que lo rodea es una incógnita que nos obsesiona hasta el punto de investigar más allá de lo que a veces puede estar permitido. Muestra de ello es “El misterio de la muerte: ¿Por qué el corazón de algunos cadáveres sigue latiendo?” Otro tema que te conviene tomar en cuenta para tu seguridad es saber “¿Qué es tu reloj biológico y por qué ignorarlo puede llevarte a la muerte?”
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Referencias
RT
BBC
Las imágenes han sido tomadas de las páginas RT, El Confidencial, El Pueblo, Unión Chiapas