En total se han encontrado 182 ballenas grises que han encallado y muerto en la costa en el primer semestre del 2019, lo cual, aunado con los diversos escándalos de contaminación de los mares y afectaciones severas a las especies marinas —y terrestres— han levantado la alerta entre los científicos expertos y los ecologistas, puesto que se trata de un aumento de muertes significativo de una población que históricamente se ha visto seriamente afectada por la actividad humana.
Esta especie migra todos los años desde el Ártico hasta Baja California, otorgándonos grandes espectáculos durante su travesía, aunque hasta hace algunas décadas se encontró en peligro dada la caza tanto para su consumo como proteína y muchos años antes como un aceite combustible para lámparas o velas, sin embargo, este uso ha dado paso al de la cosmética en algunos casos muy particulares.
Foto: Gobierno de México
Las ballenas grises, así como otras de su especie han sido cazadas en todo el mundo, por ejemplo, existen países como Islandia en las que aún las cazan indiscriminadamente. Sin embargo, en México, Estados Unidos y Canadá se optó por proteger a esta especie en 1994, lo cual resultó en una mejoría de los números de la ballena al grado que tan sólo en Estados Unidos la ballena gris no era parte de las especies en peligro de extinción.
No obstante, actualmente los científicos no saben qué está provocando esta súbita muerte de las ballenas.
Jeffren Boehm, directo del Instituto de Mamíferos Marinos explica que las ballenas que hemos visto encallar en las costas tan sólo representan un 10 % de la población de animales de la especie que mueren, pues el resto suelen hundirse hasta el fondo del océano al morir, por lo que nos enfrentamos a un número que puede alcanzar mas de los mil ejemplares sin vida.
Foto: La raza del NoroesteAunque los científicos no saben con exactitud qué está produciendo estas muertes, algunos consideran tres posibilidades: un problema de sobrepoblación de ballenas; falta de comida, y que son golpeadas con los barcos.
Las ballenas grises son una especie que no utiliza ecolocalización para navegar a través del mar, por lo que las hace vulnerables a impactarse contra alguna embarcación humana o que no sean capaces de evadirlas si éstas se acercan demasiado al animal, causando, evidentemente, su muerte al golpearlas.
Foto: CityExpress
Por otro lado, la sobrepoblación y la falta de comida van de la mano, pues se cree que no existe suficiente alimento en el ártico para que puedan migrar hasta Baja California, donde suelen volver a alimentarse. Los científicos en el área de San Francisco notaron que las ballenas paraban en la zona en busca de más alimento y detectaron que de 12 ballenas que fallecieron, 6 lo hicieron por inanición.
Ahora que sus números han aumentado, la cantidad de alimento disponible en el ártico no es suficiente dado que en los polos enfrentamos otra situación preocupante por el cambio climático. Estas ballenas suelen comer “organismos bénticos”, los cuales se encuentran al fondo del mar y que requieren de la capa de hielo polar para aumentar sus números y que ante el incremento de la temperatura, su población también se ve afectada.
Esta situación, aunque sigue siendo un misterio, representa un mal trago que demuestra nuevamente como la actividad humana que no tiene en cuenta una sustentabilidad, así como el cuidado del medio ambiente resulta en la afectación y muerte de grandes ejemplares marinos.
Foto en portada de: Posta.
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