Napoleón Bonaparte tenía cierta fascinación por los olores. Eran la mejor forma de recordar los momentos que habían marcado su vida. Cuando salía a las batallas, escribía cartas a su esposa en las que le contaba todo lo que ocurría en el campo y también cuanto le extrañaba. En uno de los descansos militares, Napoleón se sentó a escribir una carta más extensa de lo normal, donde decía a Josefina –su esposa– que estaba a punto de volver a casa. Casi para finalizar su texto, escribió «No te laves, regreso a casa».
Esta carta fue robada y posteriormente exhibida para evidenciar las prácticas y fetiches del militar. En sus memorias escribía que amaba el olor de la vagina de su esposa, puesto que emanaba alguna sustancia que lo embrujaba, le hacía querer estar entre sus piernas por horas y sentía que lo enamoraba cada vez más. Josefina obedecía a las órdenes de su marido y pasaba meses sin lavar sus órganos íntimos con el afán de complacerlo a como diera lugar.
Mucho tiempo después, el caso de Napoleón y otras personas dominadas por los olores despertó un interés inusitado en la comunidad científica. El resultado de un primer ensayo sobre algunos insectos fue que existen hormonas llamadas feromonas, una sustancia que se capta a través del olfato, misma que despierta el deseo sexual de una persona sintiéndose atraída a alguien más.
Sin embargo, su existencia en la actualidad es un tema polémico. Según Tristam Wyatt, investigador de la Universidad de Oxford, no hay evidencia incontrovertible que demuestre la existencia real de estos compuestos, por lo que las campañas que ofertan feromonas en un frasco de perfume para venderlo como un elixir mágico que atraerá parejas sexuales, no son más que un engaño publicitario. Sin embargo, ese no es el un único mito que ronda a las feromonas; algunos otros los enlistamos a continuación:
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Las feromonas ayudan a atraer una pareja sexual
Para que el ser humano pueda detectar la presencia de feromonas (tal y como conocemos las de algunos animales) deben existir algunos receptores específicos en el cuerpo llamados vomeronasal y los seres humanos no los poseemos. Se cree que pudieron desaparecer con la evolución y que el cuerpo puede desprender algunos químicos similares, pero no feromonas como tal.
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Sirven a los perros para oler el miedo
Por mucho tiempo, se dijo que el miedo que los canes olfatean se debía a las feromonas, lo cual es completamente incorrecto. Además de que no pueden percibir sustancia alguna relacionada con el miedo, las feromonas animales únicamente provocan sus efectos en su misma raza, por lo que en caso de existir dicha sustancia, sólo sería detectada por otros humanos.
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Le sirve a los bebés para identificar a su madre
Aunque existe una secreción específica con esa función, no se trata de las feromonas. Durante la lactancia, los pezones secretan una sustancia que los bebés tratan de consumir o lo hacen cuando están tomando leche materna. Ese líquido les proporciona el olor que tiene su mamá y con ello, podrán identificarla como el ser que les da protección, aunque no necesariamente significa que rechacen el aroma de otros pezones.
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Los perfumes tienen feromonas
Se ha vendido la idea de que hay perfumes que contienen estas sustancias; sin embargo, son creadas en laboratorio y anexadas a las fragancias comunes. Esto quiere decir que hay una variedad muy grande de “feromonas” pero a decir verdad, no se ha comprobado que funcionen.
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Feromonas para aliviar el estrés
Se han vendido cápsulas que dicen tener la sustancia y se promueven como una efectiva solución para el estrés y el cansancio. Lo cierto es que son sustancias creadas en un laboratorio, incluso, algunos son antidepresivos y ansiolíticos, mismos que no tienen nada que ver con el mecanismo de las feromonas.
Los mitos sobre las feromonas son relacionados con el placer sexual, pero no son lo único que existe en torno a ellas. La realidad es que existe una disputa sobre su existencia o la extinción de las mismas. Existe una contradicción de la que cada quien toma partido según su ideal. De este modo, le corresponde a cada persona creer o no en ellas, usarlas o simplemente dejar que sean otros factores los que propicien una relación y un acercamiento sexual.
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Entérate cómo enamorar a alguien sólo con tu aroma o sólo con tus cinco sentidos.