Si es que hay algo verdaderamente democrático en este mundo, eso es la muerte. Sin importar color, raza o posición social, a todos nos llega el momento de dar el último respiro y despedirnos del mundo ¿Iremos hacia un lugar mejor o simplemente diferente? Hasta ahora nadie puede asegurar nada, nuestra percepción termina en cuanto el cuerpo deja de gozar de aquello que llamamos vida y después de ello nadie sabe qué ocurre. A decir verdad poco importa.
Enfermedades, trabajo, preocupaciones; en todo ello se nos va la vida. Entonces, ¿por qué alguien debería preocuparse por lo que viene después? Si lo que en realidad resulta imperioso es poner especial cuidado en cómo es que invertiremos el tiempo que nos queda, cualquiera que sea la actividad que elijamos para disfrutar de este tiempo, es preciso considerar que también hay que procurar la supervivencia; sobre todo ahora que cualquier cosa nos pone en peligro de muerte.
Al menos en México, el 54 % de las muertes son ocasionadas por problemas cardiovasculares, cuyos orígenes van desde causas completamente naturales, hasta asuntos de una alimentación de baja calidad, alta en grasas saturadas y productos con alto contenido de colesterol. Los más comunes de estos decesos son los infartos al miocardio, enfermedad que hasta hace algunos años se asociaba con mayor frecuencia al sexo masculino. Sin embargo, estudios hechos en la Universidad Técnica de Munich, Alemania, revelaron que en realidad son las mujeres quienes están más propensas a morir por un infarto al miocardio.
Basada en una muestra de 4 mil 100 pacientes, el estudio arrojó que después de cinco años del primer infarto, tanto hombres como mujeres tenían las mismas posibilidades de morir por una situación cardiovascular. Sin embargo, al analizar y comparar los datos arrojados cada año, los médicos encontraron que al menos los primeros 365 días, las mujeres tienen un 1,5 más probabilidades de morir por un infarto al miocardio en comparación con los hombres.
Los científicos apuntan a que esta diferencia se debe principalmente a que ellas tienen mayor contacto con factores determinantes para la aparición de trastornos depresivos; sin embargo, para su sorpresa, los factores psicosociales quedaron descartados del estudio. El cardiólogo Georg Schmidt considera que estos factores son determinantes en cuanto a problemas cardiacos se refiere, debido a que el desarrollo femenino es mucho más rápido que el de un varón:
«En la vida cotidiana las mujeres a menudo tienen diferentes expectativas que los hombres después de un infarto. Se espera que comiencen a ‘funcionar’ antes, lo que significa que están sujetas a una mayor presión».
—Georg Schmidt, cardiólogo
Tras estos resultados se espera que, al menos en cuanto al seguimiento médico se refiere, las mujeres reciban mucho más atención durante el primer año después de su primer infarto. Aunque aún falta que se despejen otras incógnitas en cuanto a los problemas cardiovasculares que sufren hombres y mujeres, este primer ensayo ha abierto el camino para más investigaciones sobre el impacto de enfermedades en ambos sexos. Sin embargo, las posibilidades de prevenir una muerte prematura ciertamente hoy resultan mucho más elevadas.
