*Este artículo fue publicado originalmente por Alonso Martínez el 18 de mayo del 2017 y ha sido modificado por Cultura Colectiva
Aunque la mayoría de las personas crea que Nicolás Copérnico fue el primero en formular una teoría heliocéntrica, la realidad es distinta. Desde la Antigüedad se plantearon hipótesis que sugerían que la Tierra no era un lugar divino, rodeado por el Sol y el resto de los planetas. Sin embargo, su papel en el cambio ideológico del mundo es uno de los más importantes en la historia de la astronomía.
Nicolás Copérnico, biografía corta
Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en el reino antiguo de Polonia y le dedicó su vida a los estudios. Fue prolífico alumno de medicina, política, matemáticas y hasta leyes, y no fue sino hasta después de sus 30 años que se interesó profundamente en el campo de la astronomía. Sin embargo, a lo largo de su vida como estudiante, recogió información que le serviría para sus futuros análisis. Cuando aún era joven estudió en la Universidad de Kraków, en su tierra natal y ahí aprendió sobre las teorías griegas de Aristóteles y Ptolomeo, quienes previamente habían analizado el comportamiento astronómico, el movimiento de las estrellas. Cuando fue a estudiar a Italia, las lecturas de algunos filósofos griegos lo interesaron aún más en los sistemas cosmológicos y en el funcionamiento real del Universo.
A pesar de vivir rodeado de religión, Copérnico generó una duda clave: ¿Y si la Tierra no es tan importante como todos creemos?
Esa pregunta lo llevó a comenzar a examinar el comportamiento de las estrellas y la Luna. Presenció un eclipse en 1500 y durante esos años, comenzó a desarrollar una teoría que cambiaría para siempre cómo concebimos el Universo.
Heliocentrismo
Publicada en 1543, su teoría heliocéntrica representaba al Sol casi al centro del Universo, mientras que los planetas giraban alrededor de él. Su ideal contradecía las ideas ptolemeicas que habían influenciado a la religión, pero mantenía algunos de sus aspectos. Sus características más relevantes son las siguientes:
♦ Los movimientos celestiales son uniformes, eternos y circulares, o compuestos de distintos ciclos (basada en los epiciclos propuestos por los antiguos griegos).
♦ El centro del Universo está cerca del Sol.
♦ Alrededor del Sol están Mercurio, Venus, Tierra y Luna; Marte, Jupiter, Saturno y las estrellas fijas.
♦ La tierra tiene tres movimientos: rotación, traslación y el inclinamiento anual de su eje.
♦ El movimiento retrógrado de los planetas se explica por el movimiento de la Tierra.
♦ La distancia de la Tierra hacia el Sol es pequeña comparada con la de las estrellas.
Algunas de esas propuestas resultaron ser erróneas. Sin embargo, la visión de Copérnico fue lo que cambió al mundo. La percepción del Universo que había ganado a lo largo de los años coincidía con la información que poseía hasta ese momento. Había repasado las teorías antiguas de Aristóteles y Filolao, quienes habían propuesto visiones no-geocéntricas del cosmos. Asimismo, en su mente estaban las observaciones de Aristarco de Samos, quien ya había calculado el tamaño y la distancia de la Luna y el Sol, las cuales indicaban que los cuerpos pequeños rodeaban a los más grandes. De hecho Aristarco fue el primero en postular su teoría pero los agradecimientos de Copérnico no fueron impresos con su hipótesis.
No somos especiales
La visión del astrónomo fue repudiada por algunos, sin embargo, fue sólo el principio de una revelación más grande: el Sol tampoco es tan especial en el Universo. Desde los años de Copérnico, Tycho Brahe, Galileo Galilei, Johannes Kepler e Isaac Newton han mejorado su teoría llevándola a la vastedad del cosmos. Es decir, no sólo se ha comprobado que los movimientos no son circulares sino elípticos, también se sabe que el Universo no tiene un centro y que nosotros estamos sólo en una diminuta e insignificante parte. Las leyes naturales sirven en todo su espacio y la vida en la Tierra sólo es consecuencia de una casualidad… una que podría confirmar una especie extraterrestre en otro planeta, en otra esquina lejana del Universo, una que no podemos ver aún.
El efecto que tuvo su teoría en el mundo de la astronomía es llamado “la revolución de Copérnico”, porque –aunque no fue el primero en postular que la Tierra no era el centro del Universo– fue el que mayor relevancia le dio al tema, influyendo a múltiples generaciones. Sin su participación en la historia, no estaríamos a tan poco de llegar a Marte o no soñaríamos con tener una civilización intergaláctica. Copérnico le dio sentido al Universo y reforzó la idea de que posiblemente no estemos solos y que no somos tan especiales en este lugar.
Referencias: “The Book Nobody Read” de Owen Gingerich, The Copernican Revolution—Planetary Astronomy in the Development of Western Thought” de Thomas Kuhn, European Space Agency
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