El 1I/’Oumuamua o mejor conocido como “Oumuamua” es el nombre que le han dado a este inusual asteroide que fue descubierto un 19 de octubre de 2017. En un principio no se supo de qué tipo de objeto espacial se trataba, por lo que antes de ser catalogado como un asteroide, incluso creyeron que era un cometa.
El origen de que los científicos no pudieran clasificarlo se debió a su alta velocidad y es que se cree que es el primer objeto interestelar que ingresa a nuestro Sistema Solar, lo cual ha reforzado la creación de todo tipo de teorías conspiracionistas en torno a su mera existencia.
Representación artística de 1I/ʻOumuamua. / Foto: Wikimedia Commons
La creación de una nueva nomenclatura
Al tratarse del primer objeto interespacial que ingresa al Sistema Solar, los científicos tuvieron que retirarle su clasificación de cometa —que suele iniciar con una “C”— y crear una nueva: “I”, la cual será utilizada a futuro si volvemos a encontrarnos con este tipo de objetos.
Por otro lado, el nombre de “‘oumuamua” proviene del hawaiano y tiene como significado “explorador”, lo cual le da cierto sentido poético a la presencia de este asteroide y su viaje a través del Universo mismo.
Animación del 1I’Oumuamua a través de nuestro sistema solar. / Foto: Wikimedia Commons.
La creación de un mito
No obstante, a pesar de que su clasificación era un contratiempo dado que era la primera vez que los científicos se enfrentaban con un objeto espacial de esta magnitud, lo que más reforzó la creencia que 1I’Oumuamua es una nave espacial fueron las declaraciones de Abraham “Avi” Loeb, un profesor y director del Instituto de Astronomía de la Universidad de Harvard.
Él aseguró que el Oumuamua en realidad es una nave espacial alienígena y que su objetivo es llegar a la Tierra. Algunos de sus argumentos para aventurar que se trata de una nave es que el objeto no ha perdido su velocidad durante su trayecto a través de nuestro Sistema Solar, en especial en puntos de su ruta donde los científicos creyeron que disminuiría la velocidad, como ocurrió durante su aproximación a Júpiter o frente al Sol.
Foto: Inverse
Loeb trabajaría con Shmuel Bialy en el estudio del asteroide e incluso publicarían un artículo en el Astrophysical Journal Letters, que explica cómo es que el objeto se aceleró tras su paso por el Sol, así como la posibilidad de que se trate de una antigua nave espacial que ya ha cumplido su misión y ahora flota por el espacio sin función alguna. Similar a lo que ya ocurre con algunas de las sondas y satélites que forman parte de la basura espacial actual.
El mayor contraargumento para el comportamiento del Oumuamua ha sido que este objeto ha pasado por un proceso de desgasificación, es decir el material gaseoso es expelido del cuerpo celeste por el calentamiento del Sol, lo cual provoca que tenga un empuje constante y no pierda su velocidad frente a los efectos gravitatorios de los demás astros en nuestro Sistema.
Foto: Joy Pollard / Gemini Observatory / AURA / NSF.Sin embargo, a pesar de la serie de estudios al respecto y la mordaz crítica a sus aseveraciones, lo cierto es que nada ha cambiado la opinión de Loeb y su colega. Su postura ha sido clasificada como sensacionalista e incluso como ofensiva para la buena ciencia que el resto de la comunidad astronómica está realizando… y es difícil no hacerlo, considerando la hipótesis de una nave artificial, de una posible civilización alienígena sin evidencia que lo refute o lo soporte.
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