La hipermnesia es el trastorno mental que hace que quienes lo padecen recuerden todo lo que han experimentado en su vida. Todo. Desde el color de las calcetas que usaron en su fiesta de tres años, hasta las palabras exactas con que su amor de la infancia les rompió el corazón.
Contrario a lo que cualquiera pensaría, esta circunstancia no es del todo grata: estas personas no pueden olvidar los momentos más dolorosos de sus vidas, los traumas siempre están presentes y difícilmente pueden gozar de estabilidad emocional. Sin embargo, mientras ellos luchan por intentar olvidar, millones de personas buscan sin cesar un método que les ayude a recordar un número ilimitado de cosas.
Se trata del Palacio de la Memoria, un método mnemotécnico que hace uso de la increíble facilidad de los seres humanos para recordar lugares y emociones. Esta técnica comprueba que las ideas abstractas pueden permanecer en la memoria si son asociadas a esos dos aspectos.
En términos científicos, se trata de codificación elaborativa: un sistema de enganches y anclas asociativas por medio de las cuales se puede relacionar información de manera inconsciente hasta hacerla llegar a la memoria.
Este nombre tiene su origen en las Confesiones de San Agustín, donde habla del “Palacio de la Memoria” como una metáfora para explicar cómo funcionan nuestros recuerdos. Sin embargo, una anécdota histórica remita un mejor acercamiento de su funcionamiento: en la Grecia Antigua —hace unos dos mil 500 años— había un poeta llamado Simónides, quien asistió a un banquete donde lo habían contratado. Tras el evento, ocurrió un cataclismo y todos los asistentes murieron. No sólo eso, sino que sus restos quedaron tan irreconocibles que nadie podía saber quienes se encontraban ahí.
La tragedia fue aún peor cuando las condiciones hicieron imposible la sepultura de los fallecidos, dado su carácter sumamente importante para los griegos. Sin embargo, el poeta regresó al lugar y después de verlo durante unos minutos, pudo recordar quien estuvo sentado en cada sitio.
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¿Cómo hacerlo?
Este sistema funciona a base de la memoria visual y espacial humana, producto de miles de años de evolución donde resultaba imprescindible para saber qué lugar era peligroso, dónde era el refugio, etcétera. Si quieres practicarlo, lleva a cabo los siguientes pasos:
1. Piensa en un lugar que conozcas muy, muy bien. Lo más recomendable es que sea tu casa. A ella estás habituada. También puedes hacerlo con un recorrido que hagas todos los días.
2. Elabora una lista con todo lo que quieres memorizar. Podría ser tu lista del súper, el nombre de tus nuevos compañeros de trabajo o cualquier cosa que necesites para una exposición.
3. Piensa en imágenes o símbolos que sean relevantes para ti. Pueden ser emoticonos o imágenes de tus cosas favoritas: besos, corazones, estrellas, lo que sea.
4. Asocia esos símbolos a las cosas que quieres recordar. Procura que tengan una relación emocional o que te haga recordar un aspecto específico de ello.
5. Imaginariamente, “coloca” cada uno de los símbolos o imágenes en los lugares de tu recorrido. Si es tu casa, puedes “poner” cada uno en una habitación distinta. No lo hagas de manera aleatoria, sino con un sentido de asociación significativo.
De esa manera podrás memorizar todo cuanto te propongas en poco tiempo. La evolución jugará de tu lado. Entre más lo practiques, más recordarás todo lo que te propongas.
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