Durante una relación sexual ocurren muchas cosas, la mayoría de ellas agradables cuando existe una buena sintonía entre la pareja: besos, pasión, caricias, risas, posturas inexploradas y orgasmos intensos o suaves. Sin embargo, también pueden existir episodios de confusión, sorpresa y hasta miedo cuando el cuerpo reacciona de una manera inesperada para la pareja. Ejemplo de ello es el fenómeno conocido como penis captivus (pene cautivo).
«Cuando el pene está dentro de la vagina se va hinchando gradualmente, explica John Dean, médico de sexualidad en Reino Unido, al explicar cómo puede ocurrir el problema. Los músculos de la base pélvica de la mujer se contraen rítmicamente con el orgasmo. Mientras esos músculos se contraen, el pene se atasca y se hincha aún más».
Quienes han vivido un episodio de pene cautivo describen la sensación como indolora pero incómoda y sorpresiva. En promedio, la espera puede tomar algunos minutos (de 3 a 5) en lo que los músculos vaginales se relajan y el pene se descongestiona de sangre para poder retirarlo del interior de la vagina.
Diversos estudiosos han indagado en historias y anécdotas relacionadas al penis captivus: Iwan Blich, en su libro La vida sexual de nuestro tiempo, relató un caso ocurrido en el puerto de Bremen, Alemania. Mientras dos amantes sostenían relaciones sexuales, la mujer sufrió un “espasmo involuntario”, por su parte, el hombre quedó atrapado. Ambos llamaron tanto la atención que congregaron a una multitud para verlos. Al no poderse separar, la pareja fue trasladada a un hospital donde se le administró cloroformo a la mujer para relajarla.
En 1870, el ginecólogo alemán Scanzoni relató el caso de un joven matrimonio que tuvo que abstenerse de mantener relaciones sexuales debido a las constantes y fuertes contracciones vaginales que la mujer padecía y que terminaron por hacer incómoda su relación en la cama. Sus espasmos llegaban a durar hasta diez minutos, tiempo en que se veían obligados a permanecer unidos.
Hildebrandt, otro ginecólogo también de origen alemán, relató que en 1872 se enteró del caso de un hombre cuyo pene quedó atrapado en la vagina. Así relató la experiencia:
«El hombre me informó que justo en el momento en que pensó que las relaciones sexuales, las cuales hasta ese momento habían sido bastante normales, habían llegado a su fin, de repente sintió que él, o más bien su glande, estaba retenido profundamente en la vagina, apretado y aprisionado, mientras que todo su pene estaba en la vagina».
«Todos los intentos de retirarlo fracasaron. Cuando forzó los intentos, causó un gran dolor, tanto a él como a su esposa. Bañados en sudor por la agitación, la alarma y la incapacidad para liberarse, finalmente el hombre se vio obligado a resignarse a esperar con paciencia. No pudo decir cuánto tiempo duró esto, pero su encarcelamiento parecía interminable. Entonces, en algún momento, el obstáculo desapareció por sí mismo: volvía a ser libre».
Cosa de adúlteros… y de magia
En naciones como Kenia, Malawi, Zimbabue y Filipinas se ha asociado el penis captivus a situaciones de adulterio. En Zimbabue una mujer presentó una demanda contra su novio argumentando que la embrujó con un runyoka -un hechizo que provocó que quedara enganchada a su amante. Lo culpaba de haberla humillado y tratado de controlar sus partes privadas.
Esto es un ejemplo de cómo este hecho peculiar aún se ve bajo una perspectiva de escepticismo, castigo sobrenatural y extravagancia. Los cuerpos no responden a una condición natural sino al pecado que se castiga con la humillación pública y la traición de las partes íntimas.
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No te alarmes si en algún momento llegas a vivir esta rara condición de ver tu pene atrapado en el sexo de tu pareja. Sólo relájate, espera a que todo pase y aguarda para poderte retirar. Debes saber que sobre el pene existen muchos datos que incluso los hombres ignoran, por ello ésta es una oportunidad ideal para que conozcas los tipos de penes más comunes que existen en el mundo y cómo es el pene perfecto, según la ciencia.