¿Cuál es la relación que tiene esta “inútil” parte del cuerpo con la enfermedad de Parkinson?
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la capacidad de movimiento manifestándose a través de la rigidez muscular y episodios de temblores en las articulaciones además de otros trastornos que pueden ir incrementándose en intensidad y temporalidad conforme la enfermedad va evolucionando.
Mientras que el apéndice es una pequeña porción de entre 8 y 12 centímetros del intestino grueso muy cerca del final del intestino delgado, recibió su nombre debido a la caída y similitud que se tiene con un péndulo, es un pedazo parecido a un tubo que cuelga, con entrada pero sin salida, por lo cual es muy fácil que llegue a acumular desechos que transiten por el intestino y aparato digestivo, lo cual puede ocasionar su inflamación o infección. La medicina no ha logrado determinar la función del apéndice; los científicos piensan que probablemente su valor radique en ser un «depósito de bacterias que se alistan cuando el tracto intestinal pierde su función».
Cuando el apéndice se inflama se le llama apendicitis y este padecimiento puede tener diversas causas como la infección por bacterias, acumulación de heces, parásitos o torsión del apéndice. La apendicitis en su nivel más grave es la causa principal por la cual ingresan jóvenes y niños al quirófano. Según investigadores de la UNAM, «se presenta de uno a dos casos por cada 10 mil niños menores de cuatro años y 25 casos por cada 10 mil niños entre cuatro y 17 años. Uno de cada 15 a 20 mexicanos presentará apendicitis aguda en algún momento de su vida».
De acuerdo a una investigación publicada en la gaceta de la UNAM, el apéndice contiene una proteína llamada alfa-sinucleína, la cual juega un papel importante en el mal de Parkinson. Gregorio Rafael Benítez Peralta, académico de la Facultad de Medicina, explicó que esta proteína está estrechamente relacionada con el inicio y progresión de la enfermedad, por lo tanto una medida para su tratamiento preventivo podría radicar en su extirpación anticipada.
Pero incluso esta medida no garantiza una cura definitiva para el Parkinson ya que la proteína podría generarse por otros medios a una edad más tardía, la extirpación del apéndice únicamente retardaría el inicio y desarrollo de la enfermedad.
Este hallazgo por parte de la UNAM representa un avance bastante significativo para la ciencia ya que abre una puerta importante para la investigación entre la relación de la proteína alfa-sinucleína y las regiones nerviosas vinculadas al pensamiento, movimiento y la memoria. Ofreciendo potenciales tratamientos a otro tipo de padecimientos como la demencia.